Rafael Solano

Condiciones y oportunidad para desafiar

DE LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

Rafael Solano*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Rafael Solano
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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México se ubica en Continente Americano esencialmente presidencialista, que a lo largo de la historia se ha vinculado con “personajes fuertes”, que lo mismo surgen desde la izquierda que desde la derecha, si bien nuestro continente se ha institucionalizado transitando el caudillaje, estos personajes están presentes en nuestro siglo, lo mismo en Estados Unidos que en Latinoamérica.

Mucho se ha hablado de los partidos que desafían el statu quo en el mundo, el fenómeno se comenzó a dar primero con el endurecimiento de la Seguridad después del 11-S y con más fuerza después de la caída del neoliberalismo en 2008. Observamos a partidos avanzar en Europa occidental, como SYRIZA en Grecia, Movimento 5 Stella en Italia; Ciudadanos, Podemos y Vox en España; o los renovados Fidesz en Hungría y Agrupación Nacional en Francia, donde también ha surgido En Marcha de Macrón.

Salvo en Francia, la mayoría de los países donde han surgido partidos desafiantes europeos, son fundamentalmente parlamentarios (o semi), donde las elecciones legislativas son indicadores relevantes, por lo que estas fuerzas suelen surgir de grupos, en algunos casos de intelectuales, en otros de académicos, en otros de comunidades digitales, es decir de coaliciones entre diversos. En Francia el régimen es semipresidencialista por lo que la preminencia de la “personalidad fuerte” como Macrón o como Le Pen son fundamentales.

El diseño institucional de régimen es fundamental sobre la manera en que surgen y se organizan estas opciones. En Latinoamérica, han surgido de personajes fuertes en elecciones presidenciales, como el MAS de Evo en Bolivia, Alianza País de Correa en Ecuador, Morena de López Obrador, el PRO de Macri en Argentina, el Movimiento CREO de Lasso en Ecuador, Fuerza Popular de Keiko Fujimori, Convergencia Social de Boric, el Partido Republicano de Kast, el Centro Democrático de Uribe, y LIGA de Rodolfo Hernández en Colombia, y también de partidos utilizados como bandera de movimientos personalistas como el caso de Trump, Bolsonaro y Bukele. Todos estos desafiantes tienen en común al personaje fuerte, su “caudillo”, que no pertenecía a la élite de políticos del momento, pero tampoco eran “outsiders” puros.

Los grandes partidos que congregaban “un todo”, han entrado en declive, el espacio público se ha pluralizado y desmonopolizado; esto ha hecho que las fracciones políticas tengan mayor importancia y movilidad para construir proyectos políticos. En algunos países las fracciones tienen la capacidad de fundar partidos políticos, en otros se integran como corrientes al interior de partidos y generan renovaciones de línea política y, en algunos casos, hasta de actores.

En la entrada de estos desafiantes, otro elemento institucional ha entrado en juego, la presencia o no de segundas vueltas. Con la ola de democratización la mayoría de los países latinoamericanos fueron avanzando rumbo a la segunda vuelta, lo que les ha permitido entrar, pero también salir a manos de nuevos desafiantes. En el caso de México, Venezuela, Honduras, Nicaragua, Paraguay y Panamá son los únicos países de Latinoamérica donde no existe la segunda vuelta, es decir los partidos ganan con mayoría relativa. Salvo el caso de este último, todos estos países son considerados como regímenes híbridos o autoritarios por el Índice de Democracia de The Economist, o como países con una baja o muy baja democracia de acuerdo al índice de Varieties of Democracy. Pero eso no es todo, tanto en Panamá, como en Paraguay, hay elecciones internas obligatorias, lo que permite el ingreso a los “desafiantes” desde adentro.

En México, la elección de 2021 provocó un reacomodo en esos tres bloques, uno grande (Morena-PT-PVEM), uno mediano (PAN-PRI-PRD) y un pequeño (MC). Como en nuestras reglas del juego las elecciones internas no están garantizadas por un árbitro fuera del partido (INE), difícilmente surgirá un desafiante o un movimiento nuevo del interior del bloque de los viejos partidos PRI- PAN-PRD, que plantean una especie de “semiparlamentarismo”, en un país por definición, geografía e historia, presidencialista; además por diseño institucional tendrán que designar al candidato vía encuestas y acuerdos, porque ya se les fue el tiempo de preparar otro método, lo que dificulta la posibilidad para realizar internas.

Lo anterior obligará a la propia clase política a la realineación a través de personajes fuertes, que ya se perciben en el panorama, y cuya posibilidad de emergencia está latente, en ventanas de tiempo cortas (de meses), como lo han estado en el resto de países latinoamericanos ¿por qué?, porque hay condiciones y oportunidad. Para quienes tienen olfato político, la pradera está abierta.