Rafael Solano

La Partidarquía quedó expuesta

DE LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

Rafael Solano*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Rafael Solano
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Con el intento de Reforma al Tribunal Electoral del Poder Judicial, los dirigentes quedaron expuestos, intentando mover las leyes electorales para restar garantías y derechos a ciudadanos. Si bien en México, se ha avanzado en el derecho al voto, la realidad es que el derecho de asociación continúa maniatado por los partidos tradicionales, una Partidarquía, a la que no se puede llamar partidocracia, puesto que los partidos viven la agonía de poder (Kratos) frente a la sociedad; en cambio habría que utilizar el griego Archía, que es el gobierno, es decir la Partidarquía es el gobierno de los partidos, negados a conceder espacios de asociación a los ciudadanos.

Tras el colapso económico de 2008 hemos observado como partidos emergen explosivamente y derrotan a los tradicionales. Por ejemplo, en Argentina 2015 con PRO de Macri, en Chile 2021, Convergencia Social de Boric y el Partido Republicano de Kast (2º lugar), y en Colombia 2022 la Liga Gobernantes Anticorrupción de Rodolfo Hernández (2º lugar). En estos, un año antes de las elecciones parecía que los tradicionales eran los competidores, pero en ventanas de tan sólo 3 o 4 meses fueron enviados al tercer lugar, y sacados de la segunda vuelta. En México sucedió con la irrupción de Morena, pese a que nuestro país no tuvo segunda vuelta.

Dos condiciones han sido fundamentales: sociopolíticas e institucionales. Estos casos han estado acompañados de crisis económicas e institucionales, en Argentina la mayor devaluación en una década (2014), en Chile, el “Estallido Social” del 18 de octubre de 2019 y en Colombia “El Estallido de 2021”; en los tres casos la clase política tradicional, actuó con desdén frente a la sociedad.

En lo institucional. En Argentina, Chile y Colombia, hay distintas formas de asociación. En Argentina, entre otros requisitos, los partidos deben adherir al menos 0.4% del total de los inscritos en el registro de un distrito durante 150 días, fluctuando entre 531 a 4,000 electores dependiendo el distrito (24), estos partidos pueden ser de distrito o nacionales (reconocidos en 5 o más distritos), en la actualidad hay 45 partidos nacionales, que se presentan a las elecciones en grandes alianzas, hasta que al final quedan las ultimas 2 opciones.

En Chile deben organizarse al menos cien ciudadanos afiliando a al menos a 500 electores o a 0.25 por ciento de votantes en la última elección a diputados, en 8 de las 16 regiones existentes (partidos nacionales) o en un mínimo de 3 regiones geográficamente contiguas (partidos regionales), en 210 diez días corridos; el número de afiliados varía entre los 1,600 y 46,000 electores, actualmente hay 28 partidos; en el país andino, incluso, un independiente puede incorporarse a una alianza de partidos. En Colombia un partido nacional requiere 50 mil firmas para constituirse, además los ciudadanos pueden organizarse en partidos, con un horizonte temporal amplia, en movimientos por una causa, o en Grupos Significativos de Ciudadanos para buscar posiciones específicas.

A diferencia de estos casos, en México, la Partidarquía ha vuelto la formación de nuevas opciones extremadamente restrictiva. Hasta la reforma de 2008 se podían formar partidos cada tres años, ahora sólo se permiten cada seis y después de la elección presidencial, en esa misma reforma se cercenó a las Asociaciones Políticas Nacionales, y se simuló con la fiebre de “los independientes”, un modelo que se ha vuelto inviable. Además de ello una organización debe hacer asambleas, en 20 estados o 200 distritos, lo que de entrada es un costo financiero elevadísimo que restringe el acceso al ciudadano común. Un ciudadano debe afiliarse a través de un auxiliar con un teléfono inteligente

de al menos gama media alta o en una asamblea, es decir, no puede inscribirse él mismo, lo que es en sí misma una restricción económica que a su vez promueve el clientelismo. Una vez cumplidos esos requisitos pasa a verificación, donde en la mesa final pueden tumbar a la organización, como le pasó a México Libre, con una normativa inexistente y dónde los partidos tradicionales participan e inciden en la restricción o garantía de acceso. No es casualidad que los únicos que lograron ser partido en el último proceso, eran afines al gobierno, y hoy ya no existe ninguno.

El caso es tan grave que incluso, Morena en 2014 tuvo que cambiar su modelo de constitución a medio camino, de asambleas distritales a estatales, puesto la dificultad existente. El sistema está diseñado para que el ciudadano no pueda organizarse. En México nos hemos enfocado mucho en el derecho al voto, pero hemos dejado de lado el derecho de asociación para participar. No es normal que muchos ciudadanos estén movilizados desde 2019, pero no puedan obtener representación legal para competir en elecciones mientras enfrentan el desdén y las cuotas de los dirigentes tradicionales. La Partidarquía quedó expuesta en su intento de seguir cercenando derechos de acceso.