El video viral del Dalai Lama

BANDA ANCHA

Roberto García Requena*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Roberto García Requena
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Debo de empezar por admitir que, desde mi lente occidental, me causó rechazo y sorpresa cuando vi por vez primera el video editado del Dalai Lama pidiendo a un niño indio que le chupara la lengua. El choque cultural fue enorme.

Después de varios días de leer algunos textos y escuchar diversas voces acreditadas, laicas y monásticas, dentro del mundo budista y tibetano que explican el contexto, pero sobre todo después de ver el video completo de lo que sucedió ese día, terminé por formar una opinión al respecto. Es mi muy humilde opinión solamente, lo quiero recalcar, y no soy vocero de nadie ni represento ninguna institución en particular.

También debo de decir que estudio y practico el Dharma en Casa Tíbet México desde hace poco más de un año, y aunque los beneficios de estas enseñanzas ya los percibo, permanece en mí una arraigada cultura occidental a la que también respeto y admiro en muchas de sus facetas.

Estoy cierto de que el Dalai cometió un error que dio pie a una miríada de interpretaciones, y por eso su oficina en Dharamsala, India, emitió una disculpa pública en su nombre. Pero también estoy convencido de que no hubo connotación sexual en la acción. A esta conclusión llegué, insisto, después de varios días de reflexión y análisis.

Explico porque:

  1. Los besos en mejillas y boca no son extraños en la cultura tibetana como muestras de afecto entre adultos, o incluso entre niños y adultos cuando existen lazos familiares. Es común que los padres y abuelos den besos en la boca a hijos y nietos. Y si bien el Dalai Lama no es el abuelo biológico del niño, sí lo es en el contexto universal budista.
  2. La expresión “Che le sa” en tibetano quiere decir “cómeme la lengua”. Al no ser su primer idioma, el Dalai hace una mala traducción al inglés y dice “chúpame la lengua”.
    En los usos y costumbres del pueblo tibetano es común que un abuelo después de obsequiar un dulce o un juguete a un nieto, le diga “Che le sa”, como diciéndole al niño que ya le ha dado todo y que lo único que le queda por regalarle es que se coma su lengua. Hay un video en YouTube de un ciudadano tibetano que lo explica muy bien: https://www.youtube.com/watch?v=UCIKKYW8jT0&t=3s
  3. Ver y escuchar el video del evento de principio a fin. El que inicialmente busca el acercamiento con el líder espiritual es el niño, en presencia de la madre que ocupa un lugar en el estrado. Eso se omite en el video editado, así como también se omiten los consejos que le da el Dalai después. En el link del inciso anterior también se puede apreciar el video completo al final.
  4. Escuchar los testimonios del niño y su madre al terminar el evento en los que ambos expresan su júbilo por la experiencia. No hay una sola queja, al contrario, se sienten bendecidos: https://www.youtube.com/watch?v=ZViETIhJ3Ek
  5. Es un evento público con más de 150 personas presentes y ante las cámaras. No hay racional que explique una conducta mal intencionada de esta naturaleza a la luz de la lupa del mundo entero. Y si algo no tiene el Dalai Lama es ser estúpido. Simplemente no hace sentido, ni aquí, ni en China, ni en la India, ni en el Tíbet.
  6. El evento ocurrió el 28 de febrero y se hizo viral la versión editada un mes y medio después. Las implicaciones geopolíticas de esta propaganda maliciosa escapan a la motivación de este artículo, pero es un punto para considerar también.
  7. Por último, la intachable trayectoria y reputación que a lo largo de 87 años ha construido el Dalai Lama en favor de la paz mundial y la compasión a todos los seres.

Quiero dejar dos reflexiones finales. En la investigación de hechos fue común encontrarme con una virulencia atroz por parte de comentaristas de radio y televisión, así como cientos de usuarios de redes sociales, incluidos algunos budistas, por cierto, haciendo juicios sumarios sin conocer a fondo todos los pormenores que he mencionado y que son cruciales para poder emitir una opinión más objetiva. Los invito a no ser tan impulsivos y sosegarnos todos un poco.

La otra lección que me parece está a la vista, y que se ha convertido en deporte internacional, es como el manejo y descontextualización de información en esta era digital pueden ser de lo más pernicioso para determinar el juicio que se hace de un líder o una situación en particular. Hay que tener mucho cuidado y hacer un esfuerzo por informarnos mejor y de fuentes confiables.