Rodrigo López San Martín

El INE: la madre de todas las batallas

ES LA ESTRATEGIA...

Rodrigo López San Martín*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Rodrigo López San Martín
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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México se encuentra inmerso en una de las coyunturas más relevantes del sexenio.

La Reforma Electoral propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador, no sólo ha confrontado a la clase política, oficialista o de oposición, sino que despertó, políticamente, a millones de ciudadanos que se mantenían alejados de los asuntos políticos.

La oposición, por primera vez en el sexenio, se atrevió a convocar a los ciudadanos a salir a las calles. Y la respuesta excedió sus expectativas.

Luego de que, durante semanas, el secretario de gobernación, Adán Augusto López Hernández, deslizó la posibilidad de negociar con el PRI la aprobación de la Reforma Electoral, la marcha, parece haber sido clave para que hoy parezca muy poco probable que la iniciativa presidencial se apruebe.

Porque la participación de todos los partidos de oposición en la movilización y el eco que tuvo su resultado, han generado una presión y atención ciudadana, que deja incluso al PRI sin margen de negociación.

En pocas palabras, la marcha parece haber matado la reforma. Y eso no es tema menor. AMLO cree en la movilización social. Y ahí, en su cancha, ha ido a competirle la oposición.

Esto ha provocado reacciones del presidente y los integrantes de su movimiento, pero también una motivación sin precedente en este sexenio para quienes no respaldan al gobierno federal.

Con el INE como estandarte, la oposición busca construir un movimiento social que aglutine al antilopezobradorismo. La marcha, con su multitudinaria convocatoria y la virulenta reacción desde Palacio Nacional, podría motivarlos a creer que, a diferencia de lo que se había establecido como un hecho inevitable, podría haber competencia en 2024.

Quizá por esto, López Obrador corrigió su estrategia en el día 3 después de la marcha. Tras una primera reacción en la que buscó menospreciar la movilización con cifras que empezaron en 10 mil asistentes, el día de ayer anunció una marcha “para ver, también, si la gente está contenta con la transformación”.

Esto no significa otra cosa más que un llamado a competir, directamente, con la foto del domingo pasado.

El presidente sabe que, con su popularidad, y la capacidad movilizadora de sus gobiernos estatales, es probable que la marcha del próximo 27 de noviembre supere la convocatoria del domingo pasado.

Pero más allá de una guerra de cifras, la oposición, y sobre todo los miles de ciudadanos que salieron a las calles en todo el país, lograron posicionar que quienes están en contra del presidente tienen también la motivación para participar políticamente. Y de paso, ha resucitado una posible alianza opositora que hace solo unas semanas, parecía muerta.

La reputación del INE ha jugado un papel muy importante en aglutinar a la mayoría de la ciudadanía que no respalda a AMLO y su Cuarta Transformación. Pasada esta coyuntura, será clave que la oposición pueda mantener vivo este ánimo con otras banderas. Para convencer, antes que a nadie, a los suyos, que 2024 podría no ser el día de campo que esperaban en Morena.