Salvador Guerrero Chiprés

Las armas del diablo

CIVITAS

Salvador Guerrero Chiprés*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Salvador Guerrero Chiprés
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

“El Diablo” nunca cargó armas. Enrique Carballido sabía de todo, sobresalía en todas las clases y actividades deportivas de su escuela secundaria en Oaxaca, en 1982; era endemoniadamente bueno y lo podía todo con excelencia. Por eso su apodo.

Lo becó el Tec de Monterrey, de ahí a Houston y se quedó en Estados Unidos en la industria aeroespacial, según me platicó Wilfrido Lescas, quien como representante de la Secretaría de Seguridad Ciudadana participó este martes en la ceremonia del programa Sí al Desarme Sí a la Paz en el pueblo Los Reyes, en Coyoacán.

Otra historia ilustra el poder de un entorno que, desde la cultura de paz, estimula los sueños y aficiones de las niñas, niños y adolescentes. La de Katya Echazarreta, primera mexicana en visitar el espacio condecorada ayer con las llaves de la Ciudad de México por parte de la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, bajo la mirada orgullosa de la señora Liliana González, su madre.

Ni Katya ni “El Diablo” tuvieron, como estudiantes, un arma en sus manos. Ese es uno de los objetivos del programa Sí al Desarme Sí a la Paz, que favorece la pacificación a partir de la suma de voluntades civiles, eclesiales e institucionales.

La estrategia, que se coordina desde la Secretaría de Gobierno encabezada por Martí Batres, ha contribuido en la disminución delictiva de alto impacto en la capital nacional, que al primer semestre de este año presentó una baja de 53 por ciento, en comparación con el mismo periodo del 2019.

El reporte DISÍ, que elabora el Consejo Ciudadano, revela que ilícitos cometidos con armas de fuego, como el homicidio doloso, las lesiones dolosas o el robo de auto con violencia, cayeron todos dentro de un rango descendente de entre el 59 y el 65 por ciento.

Hay necesidad de impulsar en el país este modelo para evitar que se repitan episodios como el que se viralizó hace unos días en Pachuca, Hidalgo, donde un adolescente saca una pistola de su mariconera y amenaza a sus compañeros en medio de una riña.

El éxito del programa en la Ciudad de México puede explicarse, en parte, por la mejoría en la percepción de seguridad, que al segundo trimestre del año se ubicó, según el Inegi, en 67.4 por ciento contra el 82.9 por ciento registrado en 2018. A mayor sensación de seguridad, las personas podrían tender en un cierto segmento a una menor disposición a poseer un arma en casa. Y si además se atienden las causas, hablamos de creación de oportunidades para el desarrollo pleno de todas y todos los menores y jóvenes; la educación e integración son las mejores armas para este fin.

Estados Unidos, nación de contrastes que provoca a Taiwan al mismo tiempo que impulsa la caza de talentos global para la industria aeroespacial y voltea a otro lado cuando se habla de tráfico ilegal de armas, es el país con mayor número de armas per cápita. Tal vez la industria armamentista que utiliza para su flujo de liquidez y lucro al mercado doméstico sí haya hecho pacto con algún demonio. A saber.