Valeria López Vela

El nuevo canciller alemán

ACORDES INTERNACIONALES

Valeria López Vela*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Valeria López Vela
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Las pasadas elecciones de representantes para el parlamento, en Alemania, dieron la mayoría de los votos al Partido Social Demócrata (SPD), liderado por Olaf Scholz quien —posiblemente— logre formar gobierno mediante una coalición partidista, como es costumbre.

Scholz encabezó una buena campaña que le consiguió 53 escaños más a su partido que en las elecciones de 2017. Así, el SPD tiene 206 escaños en el parlamento; en segundo lugar, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), el partido de Angela Merkel, obtuvo 49 escaños menos que en las elecciones previas y se posiciona como la segunda fuerza partidaria en Alemania.

Llama la atención que el Partido Verde Alemán es el que más creció, pues en 2017 obtuvo 67 lugares y ahora cuenta con 118.

Con estos números, las próximas semanas veremos negociaciones sobre ministerios, presupuestos y políticas que permitirán, probablemente, a Scholz ser el sucesor de Merkel. Y aunque sean de partidos rivales, el sistema de partidos alemán permite prever que la transición será suave y que habrá continuidad en las políticas de los últimos años.

La principal diferencia será que la agenda verde tendrá que ir algunos pasos delante de lo planteado por Merkel quien, se sabe, cuya política fue sensible a las necesidades y a los retos del inevitable cambio climático. Y esto es una buena noticia. Por ello, es anticipable que la primera alianza que buscará Scholz sea con los verdes y con los liberales del FDP que sumaron 12 escaños más a los 80 logrados en 2017.

Hasta antes de las elecciones, Scholz había mantenido un perfil discreto, aunque era uno de los hombres más poderosos de la Unión Europea. Durante varios años, fue la mano derecha de la excanciller Merkel, la mayor parte del tiempo como ministro de Economía y representante de los intereses económicos alemanes en Bruselas.

Scholz, además, tiene un perfil similar al de Merkel: es el moderado de su partido, un hombre de centro, respetado y reconocido entre los actores económicos de Bruselas. Sin embargo, tendrá que afianzar su imagen internacional: aprender a convivir con los políticos profesionales y a sortear a los estridentes cretinos populistas.

En cuanto a la Unión Europea, el nuevo canciller alemán tendrá que vérselas con Viktor Orbán —primer ministro de Hungría— y con Mateusz Morawiecki —primer ministro de Polonia— por sus desacatados a las reglas democráticas y judiciales de la Unión. Además, las tensiones con Rusia y con China, así como el desasosiego con la política internacional de Biden, crean las condiciones para que Alemania refuerce el liderazgo internacional que ha tenido en los últimos años.

La personalidad de Scholz —tranquila, reflexiva, preparada y aguda— es un perfil necesario para dialogar con aliados y con rivales; también con dictadores, con ultraconservadores y con populistas con un lugar inestable en la ecuación política.