Valeria López Vela

Putin y Trump: dos tipos de cuidado

ACORDES INTERNACIONALES

Valeria López Vela*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Valeria López Vela
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El viernes pasado, la Corte Penal Internacional dictó órdenes de arresto al presidente de Rusia, Vladimir Putin, por el crimen de guerra de traslado y deportación ilegal de niños ucranianos al territorio de la Federación Rusa. Específicamente, la Corte señaló que Putin es responsable: Por haber cometido los actos directamente, junto con otros y/o a través de otros… y por no ejercer un control adecuado sobre los subordinados civiles y militares que cometieron los actos, o permitieron su comisión, y que estaban bajo su autoridad y control efectivos”.

Una vez que los niños son llevados a territorio ruso, se les concentra en campos en donde, en el mejor estilo estalinista, son sometidos a procesos de reeducación política. Por donde se mire, la violencia que padecen los menores es brutal, pues son arrancados de sus familias, de su tierra y de su cultura para ser indoctrinados y convencerlos de que tanto su identidad como sus convicciones profundas son erróneas.

Para efectos prácticos, es poco probable que la orden pueda ejecutarse, pues Rusia no forma parte del Estatuto de Roma, instrumento de las Naciones Unidas que rige a la Corte Penal Internacional. Sin embargo, hay un doble impacto que debe considerarse: el interno —con las tensiones políticas hacia adentro de la Federación Rusa— y el externo —con el costo diplomático internacional—.

Más allá de las divergencias políticas o los enfoques específicos sobre la presidencia de Donald Trump, es claro que estuvo marcada por una laxa comprensión de la ley. Trump “gobernó” a tuitazos; despidió a colaboradores de alto nivel, atacó a presidentes y desestimó a la prensa. La investigación de Robert Mueller y la injerencia de Rusia en las elecciones no han alcanzado para fincar cargos; tampoco el despido de James Comey y la obstrucción a la justicia; tampoco los señalamientos de nepotismo.

La orden de aprehensión en curso es por el pago de 130 mil dólares a la stripper Stormy Daniels. Parece un delito menor, pero es suficiente para encarcelar al expresidente; aunque, esto no es un impedimento legal para que sea candidato del Partido Republicano.

Trump, por su parte, llamó a sus seguidores y les pidió “¡Manifiéstese, recupere nuestra nación!”. Palabras que, rápidamente, se relacionaron con una incitación más a la violencia política.

Por su parte, el fiscal de distrito de Manhattan, Alvin Bragg, declaró que: “No tolerará los intentos de intimidar nuestra oficina o amenazar el Estado de derecho en Nueva York”.

Los últimos dos días, hemos estado en vilo esperando el momento exacto en que ocurra lo que parece inevitable: que un hombre que sistemáticamente ha desafiado a las leyes estadounidenses, se haga cargo de sus fechorías.

No deja de sacarme una sonrisa que sea el caso de una mujer y de niños, los que los exhiban y los lleven a la justicia.