Valeria Villa

Las cosas por limpiar (Maid, Molly Smith Metzler, 2021)

LA VIDA DE LAS EMOCIONES

Valeria Villa *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Valeria Villa 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Una mujer joven escapa con su pequeña hija en mitad de la noche. Pronto descubriremos que huye de la violencia que vive con el padre de Maddy, la hija no planeada de ambos. Inspirada en la biografía escrita en 2019 por Stephanie Land, Maid: Hard Work, Low Pay, and a Mother’s Will to Survive, Maid es el retrato de una joven madre que vive en pobreza, que no tiene ninguna formación profesional, pareja de Shaun, alcohólico y violento, quien le recuerda todos los días que se lo debe todo a él, e hija de una madre con bipolaridad y también víctima de violencia. Alex, la joven protagonista de la historia, sólo encuentra trabajo limpiando casas, que apenas le alcanza para pagar la guardería de Maddy y para alimentarla.

Dice Judith Butler, en su conferencia magistral Repensar la vulnerabilidad y la resistencia, dictada en la Sala Nezahualcóyotl de la Ciudad de México en marzo de 2015 (editada junto a otros ensayos por Paradiso Editores en 2018 bajo el nombre de Resistencias): “La vulnerabilidad emerge antes y eso es especialmente cierto cuando la gente demuestra que se opone a las condiciones precarias en las que viven (…) si además decimos que la vulnerabilidad a la desposesión, la pobreza, la inseguridad y el daño, que constituye una posición precaria en el mundo, conduce en sí misma a la resistencia, entonces parece que revertimos la secuencia: Somos, en primer lugar, vulnerables y entonces superamos esa vulnerabilidad, al menos provisionalmente, a través de actos de resistencia”.

Alex resiste y se enfrenta a la burocracia kafkiana de la ayuda gubernamental. No puede recibirla si no tiene un trabajo. Para tener un trabajo, tiene que buscar quien cuide a su hija, para limpiar casas tiene que comprar artículos de limpieza, pagar su gasolina y no puede trabajar más de un determinado número de horas, limitando su posibilidad de ganar mejor. Continúa Butler: “Sin refugio, somos vulnerables al clima, al frío, al calor, a la enfermedad, quizás a un ataque, al hambre, a la violencia”. Alex es víctima de violencia emocional pero en el estado en el que vive no está tipificada: Si no hay evidencias físicas de maltrato, el maltrato no existe. Se queda con el padre de Maddy y le tiene que creer cuando él promete que dejará de beber y no volverá a insultarla, a gritarle, a romper objetos y a lanzarle cosas que cada vez están más cerca de lastimarla. Le cree porque no tiene a dónde ir, no tiene trabajo, tiene una madre poco confiable, un padre que no ha sido capaz de protegerla y un sistema de ayuda gubernamental casi imposible de aprovechar. Su maternidad trunca sus planes de ir a la universidad a estudiar creación literaria. La relación abusiva en la que vive la hunde en una depresión.

La llegada a un refugio para víctimas de violencia le cambia la vida. Se da cuenta de que lo que ha vivido con Shaun es violencia emocional. Se encuentra con otras mujeres que en promedio, vuelven hasta siete veces con sus agresores, dándoles una última oportunidad. La serie es muy elocuente en mostrar cómo el margen de libertad es casi inexistente sin apoyo y sin condiciones materiales que hagan posible el acto de ser libre.

Dice Butler: “Somos vulnerables al lenguaje y en este sentido, quiénes somos, incluso nuestra capacidad de supervivencia, depende del lenguaje que nos sostiene (…) no sólo actuamos a través del discurso; el discurso actúa sobre nosotros”. Alex comienza a escribir historias de ficción sobre las personas que habitan las casas que limpia. Su escritura comienza a fluir cuando comienza a sentirse recuperada emocionalmente, más libre y más fuerte para resistir la autodestrucción que representa volver con el padre de su hija. Imaginarse una vida mejor y ponerla en el papel, apoyarse de otras mujeres que la ayudan de diferentes formas (ni uno solo de los personajes masculinos se salva de machismo), hace posible que Alex salga de la total vulnerabilidad para convertirse en una madre autónoma que podrá construir un futuro para sí misma y para su hija.