La familia de un feminicida

La familia de un feminicida
Por:
  • el duende

Mientras escribo este texto, me doy cuenta de que Word aún me destaca la palabra “feminicidio” y sus derivadas como un “error”, como si la palabra no existiera. Vaya metáfora de las injusticias.

Ya he hablado de este caso en otras ocasiones; el feminicidio de la joven Edith Marlen Álvarez Pérez, cometido el 21 de marzo de 2016, en calles de la alcaldía Iztapalapa.

El presunto responsable, Marco Antonio “Z” fue detenido por Policías de Investigación de la Fiscalía General de Justicia de Ciudad de México, el pasado miércoles 22 de abril, en Cuautla, Morelos.

¿Por qué logró esconderse durante cuatro años este presunto feminicida? La respuesta puede parecer sencilla, pero no es tan simple. Por un lado, sí, están las fallas en el sistema de justicia, y el tiempo que tardaron en integrar la carpeta de investigación, así como la clásica burocracia.

Pero, por otro lado, y es al que me quiero referir esta ocasión, está la familia del feminicida. Mamá, papá y hermanos que ayudaron a Marco Antonio a evadir la justicia durante todo este tiempo.

Según fuentes cercanas a la investigación, al momento del crimen, el “presunto culpable” conducía un automóvil, de modelo reciente, inscrito en una plataforma de transporte, que pertenecía a su hermano mayor.

Tras cometer el feminicidio, a Marco Antonio sus familiares le facilitaron este automóvil en el que huyó hasta el estado de Guerrero, donde permaneció escondido durante varios meses. Ante el Ministerio Público, desde ahí todos fueron cómplices escondiendo su ubicación.

La mamá del presunto feminicida se comunicaba con él vía celular, mismo que compró exclusivamente para esto; lo tenía apagado todo el tiempo y sólo lo encendía en ocasiones especiales, como en el cumpleaños de Marco, para llamarlo y felicitarlo. La mujer fue testigo de los actos de violencia que su hijo ejercía contra la joven mientras fueron pareja sentimental.

El papá del agresor de Edith Marlen —en quien, además, encontraron huellas de abuso sexual y asfixia — es funcionario en el Tribunal de Justicia de Morelos, estado en el que finalmente detuvieron a Marco Antonio “Z”.

Ustedes se preguntarán: ¿se fincará responsabilidad penal a la familia por haber ayudado a escapar y esconder a un feminicida? La respuesta es no; la ley no contempla ningún castigo. ¿Debería modificarse el Código Penal para que solapar a estos criminales sea un delito? Se los dejo a su criterio y al de los legisladores. En mi opinión, estos cambios son urgentes en un país en el que se registran 10 feminicidios diariamente. La secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, y el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas, tienen una tarea muy importante en este sentido.

Desde la madrugada del jueves, el presunto feminicida de Marlen duerme en el Reclusorio Oriente. Afuera, otros feminicidas están escondidos; muchos —quizá la gran mayoría— ayudados por sus familiares para que no los alcance la acción de la justicia.

#NOMÁSFEMINICIDIOS