El suicidio como centro del debate

El suicidio como centro del debate
Por:
  • monica-garza

A consecuencia de la polémica generada luego del suicidio de Armando Vega-Gil, músico fundador de Botellita de Jerez, la cuenta @metoomusicamx se despidió esta semana de la red social Twitter, con todas sus denuncias a cuestas.

“El #MeToo ocasionó una muerte”, sentenciaron miles de manera visceral, irresponsable, ante el hecho de que, cuando se trata de un suicidio, hay muchísimas más cosas a considerar.

El debate se enfocó en la legitimidad o validez de las denuncias anónimas de mujeres por abuso. El término ‘feminazis’ nadó en el mar de críticas a un movimiento que se creó para animar la denuncia de tantas mujeres realmente marcadas por una experiencia traumática, vergonzosa y atemorizante, que sólo desde el anonimato se habrían atrevido a expresar.

Los ataques contra quienes han expuesto sus casos inundaron las redes sociales y muchos espacios de opinión. El Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) se pronunció para condenar los hechos, a la vez que pidió a las víctimas presentar su queja de manera formal, ante “las autoridades competentes”.

Pero tendría que ser precisamente ese instituto, el más sensible ante las muchas veces probada falta de competencia de dichas autoridades, para dar un trato digno y con perspectiva de género a las denuncias de mujeres violentadas.

“Hay que ventilarlo todo”, dijo el Presidente Andrés Manuel López Obrador en una de sus conferencias mañaneras, subiéndose a ese debate que por momentos parecía más preocupado por señalar a un responsable de la muerte del músico, donde la condición del suicidio y todos los factores que la intervienen pareció quedar perdida en el fuego cruzado.

Armando Vega-Gil pasó a ser parte de la dolorosa estadística de las más de 800 mil personas que cada año se quitan la vida en el mundo. Una cada 40 segundos.

En 2016 en México se registraron seis mil 291 muertes por lesiones autoinfligidas. El Inegi señala que todos los días se cometen 17 suicidios y por cada uno de ellos hay 20 intentos

no consumados.

Ocho de cada 10 suicidios en México son cometidos por hombres, donde Chihuahua, Yucatán, Aguascalientes, Campeche y Colima son las entidades con la tasas más altas. Yucatán, particularmente con una cifra alarmante en jóvenes menores de 29 años.

La Organización Mundial de la Salud cada año reitera que los suicidios son actos prevenibles, pero se estima que ocho de cada 10 personas que se quitaron la vida, lo habían intentado antes al menos en una ocasión.

Los expertos aseguran que el suicida siempre avisa, con insinuaciones menores, aislamiento u otro tipo de conductas antisociales, y las claves más claras se encuentran finalmente en las cartas póstumas, o de despedida.

La que dejó el músico de Botellita de Jerez habla de frustración, vulnerabilidad y desesperanza, al verse expuesto al linchamiento de las inclementes redes sociales.

“En fin, es un hecho que perderé mis trabajos, pues todos ellos se construyen sobre mi credibilidad pública, mi vida está detenida, no hay salida”, escribió el músico, que de acuerdo a otros testimoniales, ya arrastraba uncuadro depresivo desde tiempo atrás.

Una persona en estado depresivo, en edad adulta, no suele tomar la decisión de quitarse la vida en un impulso, sino en un acto meditado, planeado, aseguran los expertos.

Apenas el año pasado, la Organización Mundial de la Salud pronosticó que para el 2020 la depresión será la segunda causa de discapacidad en el mundo y la primera para países en desarrollo como México, cuyos números en salud mental comienzan a demostrarlo.

En 2017, la Comisión Nacional de Derechos Humanos advirtió que en nuestro país existen 10 millones de personas con depresión y una quinta parte de ellas puede desarrollar etapas crónicas que, de no tratarse, pueden derivar en actos de autodestrucción, adicciones y suicidio.

Pero aquí seguimos sin querer hablar de salud mental y menos en plata, pues el presupuesto para este año en ese rubro es confuso, perdido en las generalidades del presupuesto de salud, donde las prioridades son otras.

En nuestro país existen apenas 3.68 hospitales psiquiátricos por cada 100 mil habitantes, que además se concentran sólo en metrópolis como la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara.

Quizá del suicidio nadie quiere hablar porque una muerte de esa naturaleza, en los números que empezamos a enfrentar en nuestro país, pone de manifiesto el fracaso de una sociedad completa, indolente, ausente, enferma de tristeza…