Energía y medio ambiente: la discusión extraviada en México

Energía y medio ambiente: la discusión extraviada en México
Por:
  • juan_ramon_moreno

La posibilidad de que México redirija su política energética para ponerla en sintonía con las tendencias mundiales se ve cada vez más lejana con el nuevo orden político nacional. Las acciones en materia energética y ambiental que promueven el nuevo gobierno y la oposición parecen traídas de los años setenta, cuando el deterioro del medio ambiente y el consecuente cambio climático no estaban en el centro de la realidad política, económica y social

Comenzando por el nuevo gobierno, mientras el mundo apuesta por las energías renovables, en México se hacen los preparativos para construir una refinería y se destinó mayor presupuesto a rehabilitar plantas eléctricas de carbón que a rehabilitar centrales geotérmicas e hidroeléctricas. En vez de priorizar el buen funcionamiento de los mercados energéticos, se está debilitando a la Comisión Reguladora de Energía (CRE). En lugar de apostar por una política ambiental sólida, se redujo el presupuesto de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y se planea construir un tren que no tiene estudios de impacto ambiental (ni, dicho sea de paso, de eficiencia económica).

Mientras tanto, PAN y PRI han tomado como bandera en San Lázaro reducir el impuesto a la gasolina. Ellos saben, porque en el pasado defendieron los muy mal llamados “gasolinazos”, que el impuesto que ahora critican por puro beneficio político (como en su momento lo hizo Morena) tiene motivaciones sensatas y convenientes: es un impuesto ecológico, porque desincentiva el uso de los automóviles; es progresivo, porque quienes tienen mayor ingreso tienden a usar más el coche (y tienden a poseer autos más grandes), y es eficiente, porque es poco costoso para el Estado recaudarlo.

Mientras empresas y gobiernos del mundo se replantean la manera en que obtenemos energía para terminar con la dependencia en combustibles fósiles sin dejar de satisfacer la inmensa demanda energética global, México se empeña en seguir el paradigma petrolero, que ya está en declive.

Qué diferencia si el nuevo gobierno usara los recursos que va a destinar a construir una refinería para promover alternativas más sustentables. Si PAN y PRI tomaran como bandera que lo recaudado por el IEPS a las gasolinas se use para impulsar una política ambiental sólida. Si la oposición gestionara para que los estados que ellos gobiernan, en conjunción con la Federación, ofrezcan sistemas eficientes de transporte público que hagan más sencillo para la ciudadanía desprenderse del automóvil. En fin, qué diferencia si se quitaran de promover absurdos y se comprometieran con renovar la política energética para traer un beneficio futuro real al país.