La Warrenmanía

La Warrenmanía
Por:
  • gabriel-morales

En unas pocas semanas, Elizabeth Warren, que tan sólo hace unos meses no lograba llegar ni al 10 por ciento de las preferencias en las encuestas, se ha convertido en el reto principal del centrista Joe Biden en la primaria demócrata. Esta semana, incluso, logró posicionarse en el primer lugar de dos encuestas; ¿cuál ha sido el secreto de la campaña de Warren hasta este momento?

En primer lugar, toda campaña exitosa presenta una narrativa simple y convincente sobre los problemas del país.

Mientras en el caso de Trump, la narrativa culpa a los migrantes y a las élites liberales de todos los males, Warren sugiere que el origen de todos los males, desde la desigualdad y el calentamiento global, hasta los asesinatos en masa, tiene raíz en lo que Warren llama un sistema corrupto: una serie de lobistas que por medio de dinero avanzan sus intereses (compañías petroleras, el lobby de las armas) a costa del interés nacional. Sin embargo, el éxito verdadero de Warren no está sólo en el diagnóstico, sino en su capacidad de convencer al electorado que ella puede cambiar esta realidad con una serie de planes complejos, en sus rallies se puede ver a cientos de personas vistiendo playeras con la leyenda “ella tiene un plan”. Warren logró hacer lo que pocos, convertir propuestas de políticas públicas en algo cool.

El segundo elemento de su éxito radica en sus rallies masivos. Uno de los elementos centrales de la exitosa campaña de Trump en 2016 fueron sus rallies con miles de participantes. A diferencia de Clinton, Warren ha logrado poco a poco acercarse a la envergadura de los eventos de Trump; sólo que mientras en los eventos de Trump el público gritaba “build the wall”, en los rallies de Warren el público grita “dos centavos”, en referencia al impuesto de dos centavos por dólar que Warren pretende poner a los multimillonarios para financiar sus ambiciosos planes.

Finalmente, el elemento sorpresa de la campaña de Warren son las gigantes filas para tomarse una selfie con la candidata. Al final de cada encuentro, Warren se queda para tomarse fotos hasta con la última persona que lo desee. Esta no es sólo una excelente técnica para conseguir publicidad orgánica no pagada, sino que muestra a Warren como una candidata accesible, parte del pueblo. En lugar de salir de sus rallies e irse a una elegante cena con donantes multimillonarios, Warren se queda con sus admiradores. Cientos de ellos permanecen como soldados en la fila, a veces hasta cuatro o cinco horas; todo con tal de tomarse una foto con su nueva heroína. Ésta es la Warrenmanía.