La simulación

La simulación
Por:
  • Obdulio-Avila

Hace una semana daba cuenta de las razones por las que el coordinador de la bancada morenista en el Congreso de la Ciudad de México, Ricardo Ruiz, renunció a su cargo y de las acusaciones que existen en contra de los que aspiran a sucederlo. Sin embargo, la novela de política ficción morenista no se agota en los pleitos internos, también está presente en la vida institucional y en su relación con otros actores parlamentarios.

¿Pueden los diputados participar en la vida interna de un grupo parlamentario a la que no pertenecen? Es obvio que no, en el caso de la ciudad, cada grupo parlamentario surge de partidos políticos con registro nacional o local, no existe diputado que haya obtenido el triunfo sin partido.

La Legislatura capitalina actual surge entonces, exclusivamente de diputados emanados de partidos. Mismos que manifestaron su deseo de integrar un grupo parlamentario y saben que si dejan de pertenecer a él, conformarán una bancada sin partido.

El parlamento es el recinto en el que concurren los adversarios políticos para discutir sobre la vida pública y generar acuerdos que se traducen en leyes, decretos, acuerdos y pronunciamientos.

Cada diputado se agrupa en fracciones que corresponden a un programa político, a una visión de ciudad; podrán ser similares o coincidir en una plataforma de alianza electoral, que en sí implica que dos partidos o más han generado un acuerdo para un momento específico; pero los diputados responden a su grupo y éste a su partido.

Sin embargo, en la ciudad Morena le “prestó” dos diputados al PT y uno al PES, para que integraran sus bancadas. La decisión de los diputados morenistas de integrar una bancada que no les pertenecía, es legal en principio, siempre y cuando hicieran vida dentro de sus bancadas actuales y no lo hicieran dentro de Morena.

El “préstamo” fue a aliados electorales para que pudieran participar de la bolsa de recursos que se reparten entre los grupos parlamentarios. Eso fue un fraude parlamentario, en donde la norma se usa para repartir apoyos para los “socios” y se soslaya la enorme importancia de integrar diputados convencidos de la propuesta programática e ideológica de su grupo parlamentario.

Independientemente de la real o falsa pertenencia de diputados del PT o PES, no pueden participar en la toma de decisiones de Morena, porque legalmente no pertenecen a esta última; aunque su triunfo en las urnas haya sido con ese emblema, ellos renunciaron a integrarla como fracción parlamentaria al inicio de la Legislatura.

La firma de diputados ajenos al grupo parlamentario de Morena en documentos que atañen a su vida interna son prueba patente de su política de simulación, del uso de figuras institucionales para usos sectarios.

La conducta desplegada por Morena sólo demuestra un Congreso “inflado” con grupos parlamentarios que no deberían existir, y lo que es más grave, de la disposición de recursos públicos para cometer fraudes a la ley.