Durante el ciclo escolar 2025–2026, la Secretaría de Educación Pública (SEP) puso en marcha el nuevo Bachillerato Nacional, una reforma estructural que busca transformar la Educación Media Superior bajo los principios de la Nueva Escuela Mexicana (NEM).
Su objetivo es ofrecer una formación integral, humanista y equitativa que brinde a las y los jóvenes las herramientas necesarias para su desarrollo académico, profesional y personal.
El modelo garantiza el derecho a una educación de calidad, elimina desigualdades entre instituciones y unifica criterios en todos los subsistemas públicos.

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La oferta educativa de la SEP se adecua estratégicamente para alinearse con las actividades regionales y las vocaciones productivas del país
Con ello se fortalece la movilidad estudiantil, se facilita el tránsito hacia la educación superior y se reducen los índices de deserción.
Además, promueve una estructura académica más flexible y pertinente, adaptada a los retos sociales, productivos y tecnológicos del país.
La reforma impulsa la inclusión y la igualdad de oportunidades mediante una visión educativa centrada en el bienestar y la formación de ciudadanía responsable.

También busca erradicar las diferencias entre planteles de “primera” y “segunda” categoría, garantizando condiciones equitativas de aprendizaje en todo el territorio nacional.
El impacto de esta transformación se refleja en resultados tangibles: la creación de 37,500 nuevos espacios para estudiantes, más de 2,500 millones de pesos invertidos en infraestructura y proyectos activos en 14 entidades federativas.
Cada inversión representa un paso hacia una educación que abre caminos, genera oportunidades y construye un futuro más justo.
La reforma busca igualdad educativa, pertinencia regional y desarrollo humano mediante un modelo flexible, moderno y orientado al futuro.
El Bachillerato Nacional también incorpora innovaciones pedagógicas orientadas al desarrollo de competencias clave, pensamiento crítico y trabajo colaborativo. A través de metodologías activas y currículos regionalizados, se fortalece el vínculo entre la escuela y las vocaciones productivas locales, impulsando el aprendizaje significativo y la participación comunitaria.
Con esta transformación, la SEP reafirma su compromiso con una educación media superior moderna, incluyente y de excelencia. El nuevo modelo promueve la equidad, impulsa la movilidad académica y sienta las bases para que las y los jóvenes sean agentes de cambio en la construcción de un México más justo y próspero.

