Fotos Geovanna Herrera La Razón
En la segunda sección del Bosque de Chapultepec hay al menos 90 perros que atacan a los paseantes y deportistas que acuden a hacer sus actividades. El último caso fue el martes pasado, cuando Ángel Stoyanov, de 76 años, caminaba por el paraje conocido como El Sope y unos 15 animales lo mordieron en el rostro y los brazos.
Éste es el quinto incidente que se registra en los que va de este mes, de acuerdo con Jesús Arrieta, guardia de la zona.
Las autoridades del bosque han detectado además a unos 130 perros en la tercera sección y si bien no han registrado lesiones a paseantes, sí ha habido persecuciones e incluso, cuenta Arrieta, se comen entre ellos.
Ante el problema, la Secretaría de Seguridad Pública diseñó un operativo policiaco que iniciará tentativamente la próxima semana y con el que se busca atrapar a los animales, encerrarlos en albergues donde estarán bajo observación y después canalizarlos a asociaciones que los rehabiliten.
En un recorrido realizado por La Razón, se pudo observar a los perros que siempre se mantienen en grupos de hasta 20. Son al menos cuatro las manadas que hay en toda la segunda sección del bosque.
Los perros, narra el director del bosque de Chapultepec, Rubén Jasso, se desplazan por hoyos en las rejas para correr tras los deportistas y generalmente atacan a las pantorrillas.
Las autoridades saben que una señora llamada María Luisa y quien dice ser de la Asociación Protectora de Animales, les deja de comer huesos, patas de pollo y agua, generalmente por la mañana.
“Cada que yo vengo aquí a correr debo traer un palo, porque luego se te avientan y no te puedes defender. Con uno que ladre, todos se te dejan venir”, afirmó Laura, de 28, años quien corre en el bosque todas las mañanas.
Los corredores de repente se ven sorprendidos cuando escuchan ladridos que los persiguen y si aprietan el paso, otros perros intentan atacarlos. “A mí me atacaron una vez que venía a trabajar, estaba oscuro. De repente me bajé de un taxi y me empezaron a perseguir; una persona me ayudó y por eso no pasó a mayores, pero he visto cómo muerden” contó Margarita, vendedora en la fuente de sodas fuera de la pista para correr El Sope.
El director del bosque dijo a La Razón que “en la segunda sección ya hay cámaras de seguridad, pero no es suficiente” y para mandar a los perros a un lugar donde les den los cuidados que necesitan, deben invertir al menos un millón de pesos.
Comentó que ya detectaron al líder de la jauría: “Hay un macho ‘alfa’; hay un líder, si lo quitamos (del grupo) afecta y es importante, vamos a trabajar con la Asociación Protectora y la Secretaría de Seguridad Pública”, afirmó Rubén Jasso.
Indicó que entre diciembre y abril aumenta el número de perros en el bosque, pues la gente los abandona, lo que deriva en que se vuelvan salvajes para poder sobrevivir y no ser devorados por otros de su misma especie.