Les falla la anestesia y matan al gorila estrella de chapultepec

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Foto: larazondemexico

La búsqueda del amor lo colocó en los reflectores mediáticos, pero también lo llevó a la muerte.

Hace casi un año Bantú celebró su cumpleaños 24 en grande: con piñata rellena de paja, letreros con su nombre y una gelatina sólo para él.

Se había convertido en una de las principales atracciones del Zoológico de Chapultepec y no huía de los visitantes.

Cientos de niños miraban con asombro al gorila de tierras bajas que era uno de los únicos cuatro que hay en el país y el único macho, todos pertenecientes a una especie en peligro de extinción.

De vez en cuando dejaba los juegos y la comida para pararse frente a todos en dos extremidades y golpear su pecho con ambas manos, mostrando su poderío que le daba el pesar 220 kilogramos y su 1.75 metros de altura.

El asombro no era gratuito: según sus cuidadores tenía más fuerza que la que tendrían cinco hombres fuertes al

mismo tiempo.

Sin embargo, Bantú no vivió para festejar su cumpleaños 25 que celebraría el próximo 19 de septiembre.

El gorila nacido en Chapultepec sería enviado esta semana a Guadalajara para que se apareara con dos hembras de

su especie.

Para facilitar el trayecto fue sedado, tras lo cual tuvo un paro cardiorrespiratorio y a pesar de ser atendido por una veintena de médicos del zoológico de la Ciudad de México y del jalisciense, el traslado terminó con su muerte.

Pero esta no era la primera vez que “le buscaban novia” a Bantú.

Su historia “en busca del amor” comenzó con Arila, una gorila africana del zoológico de Zacango que, cuando apenas comenzaba a mostrar simpatía por su pareja, quedó viuda en 1992.

Con 11 años más que Bantú, Arila fue llevada al Zoológico de Chapultepec en 2005 en busca de que ambos generaran una chispa y reprodujeran la especie, pero el encuentro no fue exitoso. Arila parecía más bien ajena, acostumbrada a la soledad y hasta temerosa por la fortaleza física de Bantú.

Durante ese lapso, los gorilas protagonizaron una historia de amor fallida, con un largo proceso para lograr la aceptación de ambos, pero sin resultados.

Los especialistas de ambos zoológicos intentaron aplicar incluso un tratamiento que denominaron como “terapia de pareja” para fomentar el acercamiento entre ambos, pero en 2010, cuando Arila ya rozaba los 30 años de edad, desistieron de forzar una unión que no se concretó en más de cinco años.

Con dos ejemplares más de su especie en el país, Bantú fue preparado para un nuevo intento. En Guadalajara estaba todo listo para pasar por lo menos un año e intentarlo con alguna de las dos hembras de este sitio.

Tras su muerte, la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México (Sedema) anunció que terminados los estudios histopatológicos, dará a conocer las causas precisas de su deceso.

Apenas el miércoles, el Zoológico de Chapultepec, considerado como un sitio de conservación y cuidado de especies, cumplió 92 años de existencia.

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