Cambio climático modifica su ciclo

Jacarandas, bonitas, pero un riesgo para las especies nativas

Las investigadoras Ivonne Olalde y María Zorrilla alertan por daños de esta planta sudamericana a especies nativas; los polinizadores también sufren a causa de la fácil reproducción del árbol

A un costado del Palacio de Bellas Artes los árboles de jacarandas han comenzado a florecer
A un costado del Palacio de Bellas Artes los árboles de jacarandas han comenzado a florecer Fotos|Eduardo Cabrera y Eunice Cruz|La Razón

Las jacarandas ya florecen, otra vez, antes de tiempo en la Ciudad de México debido al cambio climático y si bien son consideradas como “bonitas” y que embellecen el espacio público, también son ábolres invasores que le han quitado lugares a las especies nativas, coincidieron dos investigadoras.

La bióloga e integrante del Jardín Botánico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Ivonne Guadalupe Olalde Omaña, comentó a La Razón que los cambios climáticos en los últimos años alteraron el florecimiento de esta especie originaria de Brasil.

Pese a que el año pasado se rompió récord de las temperaturas máximas en la Ciudad de México, la especialista comentó que el calor es benigno para las jacarandas; sin embargo, las épocas de lluvias en los dos últimos años han sido cortas o fuera de temporada.

Jacaranda mimosifolia
Jacaranda mimosifolia ı Foto: Gráfico|Julio Loyola|La Razón

“Estas lluvias como que ‘extras’ han hecho que las plantas empiecen a responder a estos cambios, cuando pasa esto las plantas se aceleran en su ciclo natural, aunque luego la lluvia se interrumpe y ya no alcanzan a cumplir con todo el ciclo, por ejemplo, algunas pueden empezar a florecer, pero no van a alcanzar a formar el fruto porque se cortan las lluvias y las desestabiliza un poco”, explicó.

De acuerdo con el organismo ProBosque de Chapultepec, la jacaranda llegó a México entre 1920 y 1930 con el jardinero japonés Tatsugoro Matsumoto, quien diseñaba jardines en Sudamérica.

Hay dos versiones sobre la plantación de esta especie: una, porque el nipón tenía nostalgia de los cerezos y, por ello, trajo esta planta originaria de Sudamérica. La otra, porque el entonces presidente Pascual Ortiz Rubio le ordenó decorar la capital con este árbol.

Jacarandas en la CDMX
Jacarandas en la CDMX Fotos|Eduardo Cabrera y Eunice Cruz|La Razón

Olalde Omaña explicó que, por medio de las colecciones del Jardín Botánico de la UNAM, los investigadores han notado que el cambio climático ha confundido a las plantas y alteró sus ciclos, por ejemplo, ya no hay intensos fríos que quemen las flores.

La experta aclaró que no todas las jacarandas responden igual, influyen varias condiciones, tales como su ubicación y el entorno climático; no obstante, mencionó que debe haber una preocupación por las especies nativas, de las que sí dependen polinizadores como abejas y colibríes.

“A mí me preocuparían más las plantas nativas, como el arbusto Palo Loco, que es el emblema del Pedregal de San Ángel y no ha podido florecer estos últimos años bien, porque la temporada de lluvias se acortó y hace más calor, entonces los organismos asociados, que son los que viven aquí, tienen una afectación al no tener ni flores ni frutos.

“La jacaranda, al no ser de aquí, no tiene organismos asociados. A veces vemos en la jacaranda a la abeja europea, que tampoco es de aquí, pero no está asociada ni a otras abejas nativas ni a los colibríes ni a nada, porque la planta no es de aquí”, apuntó.

  • El Tip: De acuerdo con la UNAM, el color de la flor es por las antocianinas y flavonoides, pigmentos que son antioxidantes, antimicrobianos y antiinflamatorios

De acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, las especies invasoras “son la tercera causa de pérdida de biodiversidad en México” y se caracterizan por haber sido insertadas en un espacio de manera intencional o accidental, tal como sucedió con este árbol que llega a medir hasta 20 metros de altura.

En un recorrido por Chapultepec, la Alameda Central y Paseo de la Reforma este diario observó árboles con flores de jacarandas, algunos con una mayor cantidad y otros sólo con algunas ramas, tal como sucede en el Parque México.

Al oriente de la capital, en alcaldías, como Venustiano Carranza e Iztacalco, algunos ejemplares ya habían florecido, aunque no del todo, pues resaltaban más las ramas.

“La jacaranda es una especie invasiva, aguanta muchísimo y produce muchísima semilla, caen y empiezan a salir por todos lados, no es una especie que esté en riesgo, es una especie invasora; entiendo que es una planta bonita, pero no tiene relación con los insectos que hay aquí y le está quitando espacio a flora nativa”, aclaró Olalde Omaña.

Al respecto, la investigadora del Centro del Cambio Global y de la Sustentabilidad en la Universidad Iberoamericana, María Zorrilla Ramos, coincidió en las afectaciones que la flora capitalina podría tener a causa de esta especie sudamericana que, además de adaptarse rápido a un entorno se reproduce con facilidad.

Un ave postrada en una rama de un árbol de jacarandas con flores
Un ave postrada en una rama de un árbol de jacarandas con flores Fotos|Eduardo Cabrera y Eunice Cruz|La Razón

“El problema es lo que puede pasar con otras especies nativas, que es a lo que le tenemos que dar seguimiento, porque la poca biodiversidad que hay en la Ciudad de México no depende de las jacarandas, aunque no parezca tenemos muchísimos tipos de ecosistema en este espacio tan chiquito de territorio”, dijo a este diario.

La académica añadió que algunos factores que suelen afectar a la flora es la contaminación del aire, lumínica y del ruido, sin embargo, no se presenta ninguna situación que cause afectaciones de impacto, únicamente en la desincronización de las floraciones y actividad de los polinizadores.

Zorrilla Ramos añadió que la producción importante de polinizadores y flora se concentra en la parte sur, suroriente, en las alcaldías Tláhuac y Xochimilco, que sería donde habría mayor repercusión por el cambio climático.

“Esto puede impactar también en los ecosistemas, tenemos bosques en la parte poniente de la ciudad, por eso hay que estar pendiente de esos impactos, porque nuestros ecosistemas están sujetos a muchos factores de presión que van más allá del clima, son otros factores respecto a posturas políticas y sociales que tomamos”, abundó.

CUIDADO DE ESPECIES. El Jardín Botánico de la UNAM se dedica a propagar especies nativas, indicó que el palo loco destaca por producir flores en temporadas de frio, cuando otras especies ya no florecen, por lo que favorece a los animales que se alimentan de plantas.

Los integrantes de este espacio universitario se encargan de producir planta nativa para uso urbano, entre ellas, árboles, arbustos y hierbas que son de la zona, los cuales dijo que deberían ser parte de la capital, de acuerdo con la infraestructura y planificación.

“Buscamos plantas que puedan ser alternativas para los espacios urbanos, por ejemplo, nuestras banquetas no son muy anchas, el espacio que le dejamos a los árboles es muy pequeño también y en la parte aérea tenemos los cables como a cuatro metros de altura, esto hace que una jacaranda que tiene unos entre 15 y 20 metros de altura rompa la banqueta y luego la tengan que mochar porque ya topó con los cables”, comentó Olalde Omaña.

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