Cada vez que Javier Pantoja quiere viajar en su silla de ruedas en el Metro debe calcular qué estaciones puede utilizar y cuáles no, ya que en 57 de las 195 estaciones del sistema no existe ningún acceso que le permita entrar o salir de manera autónoma.
De acuerdo con información entregada vía transparencia a La Razón, tres de cada 10 estaciones de toda la red carecen de infraestructura para personas con discapacidad física, movilidad reducida, adultos mayores o mujeres embarazadas. Esta situación, explicó Javier Pantoja, lo obliga a realizar recorridos adicionales para llegar a su destino.
- El Dato: El Metro ha informado que cada vagón de los convoyes de la red cuenta con cuatro asientos reservados, lo que da un total de 10 mil 584 sillas
“Para usar el Metro en dirección a Universidad, me voy a La Raza, del lado de Indios Verdes. Ahí sí sirve el elevador. Me voy para Potrero porque tiene un andén central, y de ahí puedo cambiar más fácil de dirección”, comentó.

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En este contexto, la Ley de Accesibilidad obliga al Gobierno de la Ciudad de México a garantizar que las personas con discapacidad accedan sin barreras a espacios, transporte e información. Dicha norma busca eliminar la discriminación y asegurar el ejercicio pleno de sus derechos.
De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, Javier Pantoja forma parte de los 1.7 millones de personas con alguna discapacidad que habitan en la Ciudad de México.
- 1.7 millones de personas con discapacidad vivían en la ciudad en 2020
- 11 estaciones tienen escaleras eléctricas, elevadores y salvaescaleras
“Lo que sí me da pena es cuando me tienen que cargar, me da pena con la gente; con los policías ya no tanto, porque a ellos los veo diario”, comentó el usuario acerca del apoyo que debe pedir cada vez que viaja en el Metro.
Los datos del Metro muestran que, al 30 de junio de 2025, las líneas con más estaciones que carecen de elevadores, escaleras eléctricas o salvaescaleras son la 8, con 11 estaciones; la B y la 5, con 10 estaciones cada una; así como las líneas A y 3, con seis estaciones cada una.
Durante un recorrido, este diario observó en las paradas El Rosario, de la Línea 7; en Cuatro Caminos, Bellas Artes, Revolución y Chabacano, de la Línea 2; así como en Etiopia, Centro Médico, Hospital General y Balderas, de la ruta 3, que los elevadores carecían de personal del Metro o de la Policía Auxiliar para orientar a los usuarios sobre su uso.
Además, el elevador de la estación Cuatro Caminos es usado indistintamente por personas sin discapacidad, con el fin de transportar objetos o subir mercancía. En algunos casos, incluso excede el número de pasajeros.
“En Universidad, por ejemplo, los elevadores de afuera no sirven; en Copilco, algunos funcionan y otros no, pero para subir a la calle no sirve ninguno. Son dos. ¿Por qué? Porque están descobijados, los puede tomar quien sea: personas acompañadas, con diablitos, con su mercancía y todo”, criticó Javier Pantoja.

La movilidad en el Sistema de Transporte Colectivo (STC) para personas con discapacidad física fue objeto de cuestionamiento público en enero de 2025, cuando el usuario en silla de ruedas Gilberto Álvarez presentó una demanda para exigir que se garantizara su movilidad segura dentro de las instalaciones.
El afectado indicó que presentó la demanda en marzo de 2024 y, aunque un juez ya resolvió a su favor, las autoridades del transporte han promovido varios recursos para retrasar la ejecución del fallo.
Al momento, el director del Metro, Adrián Rubalcava Suárez, quien asumió el cargo el 6 de mayo, no ha emitido una postura ni ha hablado sobre las mejoras de las instalaciones para hacerlas incluyentes.
El STC además informó a este diario que, al corte del 30 de junio, de los 223 elevadores que hay en la red, 22 estaban fuera de servicio; en tanto, de las 466 escaleras eléctricas, 63 no funcionan. Las únicas instalaciones en operación son las 44 salvaescaleras.
Luisa Godínez, una usuaria con discapacidad física, explicó que para acceder a algunas paradas en las que hay escaleras eléctricas que sólo le permiten salir, pero no entrar, como le sucedió en enero en la Línea 7.
“Hay estaciones en las que las escaleras eléctricas sólo sirven para salir, como Polanco (Línea 7). A veces tengo que rodear varias cuadras para poder ingresar”, dijo sobre la problemática de las escaleras eléctricas en enero pasado, pero que ahora, de acuerdo con el STC, éstas ya funcionan.
La mujer mencionó que no sólo las personas con discapacidad pierden tiempo en subir una escalera normal por la falta de elevadores, por ejemplo, sino que hay quienes, como ella, pasan por un sentimiento de culpa, ya que hay personas indiferentes.
La pasajera además cuestionó que el Metro no tenga accesos incluyentes en todas sus estaciones, lo que obliga a las personas como ella a tomar distintas rutas para encontrar una parada con la infraestructura necesaria. Consideró que esto es un pendiente de las autoridades capitalinas y del STC.
“No sólo es el tiempo: es la frustración, el dolor físico, la constante sensación de ser una molestia para los demás. La gente no cede el paso, muchos me miran con lástima o impaciencia.
“Las autoridades prometieron accesibilidad, pero el Metro sigue siendo hostil para quienes tenemos alguna discapacidad”, cuestionó Luisa Godínez, quien continuó su paso con dificultades.


