El crimen siempre mata

El crimen siempre mata
Por:
  • bibiana_belsasso

Ésta es una de esas extrañísimas historias del narcotráfico. La Familia Michoacana, que luego se transformó en Los Caballeros Templarios, fue fundada por un mítico personaje, Carlos Rosales Mendoza, a quien apodaban El Tísico. A finales de los años 90 y los primeros de la década siguiente Rosales fue uno de los principales líderes del tráfico de drogas en el occidente y el centro del país.

Fue asesinado después de una fiesta en que se reunieron varios miembros de grupos criminales y su cadáver fue encontrado el pasado 28 de diciembre. Este hombre había sido detenido, pero durante el gobierno de Leonel Godoy fue dejado en libertad.

No era casualidad, en esos tiempos en Michoacán se entremezclaba el crimen organizado con la política. Ahí creció La Familia Michoacana y de ahí surgieron Los Caballeros Templarios.

Fue el michoacanazo, en el que 11 presidentes municipales de diversos partidos, 16 altos funcionarios del gobernador Godoy y un candidato a diputado eran acusados de tener nexos con el crimen organizado. A los detenidos del michoacanazo por alguna extraña razón nunca se les pudo probar su participación y fueron puestos en libertad.

Entre los acusados estaba el hermano del gobernador, Julio César Godoy Toscano, quien permanecía bajo investigación y aún así pudo rendir protesta y tomar su curul en la Cámara de Diputados. A los pocos días aparecieron unas grabaciones en las cuales se escuchaba a Godoy Toscano sosteniendo una plática con La Tuta, uno de los principales líderes de La Familia Michoacana, quien apoyaba su campaña. En ese contexto fue puesto en libertad uno de los principales traficantes de droga de la república.

El Tísico, Rosales Mendoza, nació en el municipio La Unión, Guerrero. De niño, dicen sus maestros, era tranquilo y un buen estudiante, pero más tarde se involucró en el crimen organizado. Empezó a trabajar con Osiel Cárdenas Guillén, líder del Cártel del Golfo, actualmente preso en Estados Unidos. El Tísico operó también con Los Zetas, el brazo armado de ese cártel, y de ahí se funda La Familia Michoacana.

Autoridades mexicanas y de Estados Unidos consideraban a El Tísico como uno de los hombres de más confianza de Osiel Cárdenas Guillén. Él era el representante de la organización en Jalisco, Michoacán y Guanajuato, en el occidente mexicano.

Rosales Mendoza saltó a la fama en 2004, cuando se supo que intentó asaltar el penal de máxima seguridad de Almoloya, hoy conocido como El Altiplano, para rescatar a Osiel Cárdenas Guillén, quien había sido detenido en 2003 tras un tiroteo con el Ejército Mexicano.

Fue detenido el 24 de octubre de 2004 por el Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE) en su residencia al sur de Morelia tras ser identificado por el gobierno como el responsable de organizar la irrupción el 5 de enero de ese año de un comando armado de más de 40 sicarios en el penal del municipio de Apatzingán, de donde se fugaron 25 reos, entre ellos cinco peligrosos asesinos. Tras su arresto quedaron al mando Nazario Moreno González y Jesús Méndez Vargas, El Chango Méndez.

En un principio fue llevado al penal de La Palma y posteriormente transferido al de Puente Grande.

En 2006, mientras El Tísico estaba en prisión, La Familia Michoacana se separó del Cártel del Golfo y comenzó a realizar actividades ilícitas de manera independiente. Ese grupo criminal se consolidó como uno de los más fuertes en el occidente del país.

Tras estar preso durante 10 años, Carlos Rosales Mendoza salió del penal de Puente Grande, en Jalisco, el 22 de mayo de 2014. Intentó recuperar el control del cártel que había tenido años atrás, pero no lo consiguió; sin embargo, continuó trabajando para éste.

Fue detenido nuevamente en el 2014 en un restaurante de la Plaza Fiesta Camelinas en Morelia. Lo acompañaba otro hombre, quien portaba un arma; no obstante, fue liberado pocas horas después de pagar una fianza por el delito de portación de arma de fuego.

El Tísico aseguraba que se había retirado de la delincuencia y que se dedicaba a los negocios honestos; tenía una tienda de ropa y un restaurante.

La realidad es que no se había retirado, lo que buscaba Carlos Rosales era hacerse de nuevo del mando de lo que queda de Los Templarios, y en un ajuste de cuentas entre criminales finalmente perdió la vida este hombre que se había librado de muchas.

bibibelsasso@hotmail.com

Twitter: @bibianabelsasso