Nikolas Cruz: Un estudiante asesino

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Foto: larazondemexico

Miami, 1999.— Lynda y Roger Cruz por fin logran su sueño de ser padres. Aunque son una pareja que ronda los 50 años, nada los detiene para adoptar a los hermanos Zachary y Nikolas.

Desde muy pequeño, Nikolas tiene problemas para socializar y para poner atención en clase, por lo que es diagnosticado y tratado de autismo y trastorno por déficit de atención.

A los 6 años queda huérfano de padre.

Cuando los niños crecen, Lynda se siente sobrepasada para hacerse cargo de los dos ella sola. Son rebeldes y recibe quejas constantes de los vecinos; hay un registro entre 2010 y 2017 de 39 denuncias a la policía acerca de la agresividad de Nikolas. Mataba a las mascotas, iniciaba peleas con los niños y su madre, a veces, llamaba a la policía para que “asustara a sus hijos”. Todo parece indicar el joven Cruz tiene un trastorno de conducta que nunca fue diagnosticado.

Con mucha dificultad Cruz fue aceptado en la secundaria Marjory Stoneman Douglas. Tuvo una novia, quien terminó la relación. Cruz reaccionó muy mal. En sus redes sociales mandó fotos con autolesiones severas en los brazos y dibujó un “símbolo nazi” en su mochila. Era septiembre de 2016, una denuncia anónima alertó al Departamento de Niños y Familias de Florida: “El Sr. Cruz tiene heridas en los dos brazos y expresó que planea salir a comprar un arma”. Se le pidió a su madre que se hiciera cargo, ella lo llevó al Centro Henderson de Salud Mental, donde en una extensa evaluación concluyeron “que estaba lo suficientemente estable para no ser hospitalizado”. Ante esta información, su madre dijo que el joven estaba triste por su ruptura amorosa y negó que fuera racista; que era imposible que usara símbolos nazis pues no sabía su significado.

Los síntomas de Nikolas eran de un trastorno de conducta, el cual aparece desde la infancia y tiene como característica principal la violencia. En la edad adulta desarrollan trastorno de personalidad antisocial. Es frecuente que las familias justifiquen estas conductas a través de la “negación”; eso sucedía con la madre y los terapeutas de Nikolas Cruz.

A principios de 2017, Cruz (18) compró legalmente un rifle AR-15. Ese mismo año fue expulsado por “mala conducta” del colegio.

En noviembre de 2017, su madre, de 68 años, murió inesperadamente de neumonía; los jóvenes Cruz fueron asignados a una familia que puso la condición de recibirlos “sin armas”, por lo que Nikolas rehusó y se fueron a vivir con otros amigos.

Cruz ingresó a un chat privado de Instagram llamado Murica Great, los temas eran: antisemitismo, homofobia y violencia a distintos grupos sociales; ahí habló de matar mexicanos, gente de color y judíos. En este chat mostró un arsenal incluyendo un chaleco antibalas que, afirmó, era para protegerse de “tiradores escolares”.

El 5 de enero, un usuario de YouTube alertó a la FBI de la posibilidad de que Cruz estaba preparando un ataque a una escuela, en Florida. No hubo seguimiento.

La amenaza se cumplió con la siguiente acción: el pasado 14 de febrero, Cruz realizó la barbarie; llevaba su rifle automático, un chaleco antibalas y bombas de humo, activó la alarma contra incendios y empezó el ataque en el tercer piso, con una duración de 6 minutos, 100 disparos, 5 salones, 17 muertos, 15 heridos y cuando vio a sus compañeros huir, tiró el arma y el chaleco y se hizo pasar por uno más para escapar. Gracias a las descripciones y a que muchos lo reconocieron, poco después fue detenido.

Había pasado a comprar un refresco a McDonald’s.

En su primera declaración, Cruz dijo que “escuchaba voces”. Desde mi punto de vista, el fallo que emita el jurado sentará un precedente para emitir un juicio del concepto de culpabilidad.

En un caso donde hubo; planeación, premeditación, alevosía y ventaja, surge la duda de diagnosticar una enfermedad mental, como sugiere su abogada, esto le hubiera impedido a Cruz tener un juicio crítico de su acto.

La Asociación Psiquiátrica Americana, en una publicación del 16 de octubre de 2017, afirma que los predictores de conducta violenta en un individuo son los siguientes: 1) historia de violencia, 2) abusos sufridos en la infancia, 3) problemas con la ley antes de los 13 años, 4) crueldad con animales y personas, 5) conductas que sugieran pérdida del control e impulsividad, 6) acceso a armas, 7) falta de compasión y empatía y 8) falta de preocupación por los demás y por las consecuencias de su agresividad.

Las enfermedades mentales no deben ser estigmatizadas, ya que no está demostrado que estén asociadas a conductas violentas.

En sus palabras: “Yo voy a ser un tirador profesional de escuelas”.

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