Por mi raza hablará el espíritu

Guillermo Hurtado

Me preocupan ciertas críticas que he escuchado al lema de la UNAM. Hay quienes incluso quieren derogarlo sobre la base de consideraciones infundadas. Por ello, quisiera recordar aquí su sentido genuino

José Vasconcelos fue el autor del escudo y el lema de la UNAM. En un acuerdo del 27 de abril de 1921, describe el primero, formula el segundo y explica el sentido de ambos. El lema reza: “Por mi raza hablará el espíritu”, lo que significa “la convicción de que la raza nuestra elaborará una cultura de tendencias nuevas, de esencia espiritual y libérrima.” El concepto de raza en esta cita no es biológico, sino histórico, geográfico y cultural, es decir, el conjunto de pueblos que conocemos como América Latina. Por otra parte, lo espiritual, refiere a la parte más alta, más noble, del ser humano.

Desgraciadamente, con el paso del tiempo se han formulado todo tipo de hipótesis, alguna de ellas descabelladas, sobre el significado de este lema.

Vasconcelos es culpable, en parte, de estas especulaciones. En su vejez, afirmó que cuando él redactó el lema universitario había pensado que el espíritu en cuestión era el Espíritu Santo. Sin embargo, esta versión debe tomarse como una boutade. La explicación oficial del lema no contiene ambigüedades y, por lo mismo, no generó ningún tipo de suspicacias. El Vasconcelos de 1921 no era un mocho de clóset; por el contrario, si uno lee sus escritos de esa época se da cuenta de lo lejano que era su pensamiento del catolicismo.

En 1919, Romain Rolland publicó un manifiesto por la libertad del espíritu rubricado por numerosos intelectuales europeos. Rolland proponía que los intelectuales tenían que servir al espíritu de la humanidad en su conjunto y no a los intereses mezquinos de las naciones, pueblos o razas. El lema de Vasconcelos también invocaba a la unidad de los pueblos del hemisferio por medio del cultivo de una cultura que superara el egoísmo y el materialismo. Sin embargo, al dejar fuera del mapa a Estados Unidos y a Canadá dejaba en claro que su pretensión no era del todo universal y ni siquiera panamericana.

En el pensamiento de Vasconcelos hay una tensión nunca resuelta entre su concepción de la humanidad y de la raza. Pero su respuesta era que a los latinoamericanos no nos quedaba más que unirnos en un bloque defensivo. Así le dice a Rolland en una carta: “No crea usted que traicionemos el verdadero internacionalismo al agruparnos para construir una gran fuerza. Queremos esa fuerza justamente para garantizar la libertad de expresión de todos los tipos humanos dentro de géneros cada vez más altos. Queremos impedir que una raza, por alta que ella sea, imponga sus caracteres a las otras, pues creemos que la vida debe ser fecunda y múltiple, infinita y libre.”

guillermo.hurtado@3.80.3.65

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