Por Juan Carlos Aguilar
Entre las páginas de los libros autobiográficos Ulises criollo y La tormenta, de José Vasconcelos, aparece reiteradamente el personaje de Adriana, una mujer con quien el autor sostuvo una apasionada relación extramatrimonial.
Además de que fue “amante de Vasconcelos”, poco se sabía de la mujer que inspiró el personaje literario. No existía ningún documento que diera pistas sobre su existencia, a excepción del libro que ella misma escribió: Vida incompleta. Ligeros apuntes sobre mujeres de la vida real.
Este título y los dos de Vasconcelos fueron el punto de partida de la doctora en historia por la UNAM Gabriela Cano para desentrañar este personaje, considerado por los especialistas como “una figura emblemática de la cultura literaria mexicana del siglo XX”.
La biografía Se llamaba Elena Arizmendi, de la colección Centenarios, editada por Tusquets, es la primera dedicada en estos días a una mujer de la revolución. “Existen algunas obras de mujeres de la independencia que circulan ahora, pero de la revolución mexicana es la única”, asegura la investigadora.
Explica Cano que, debido al éxito de Ulises criollo y La tormenta, Adriana se convirtió en una referencia obligada de la cultura contemporánea; no obstante, fue más que eso.
“Arizmendi tuvo una participación crucial en los inicios de la revolución mexicana como promotora filantrópica para atender a los heridos de guerra con sus labores en la Cruz Blanca, además de ser pionera del feminismo hispanoamericano. Después se volvió una crítica de los excesos del México posrevolucionario”, recuenta Cano, quien dedicó diez años a la investigación que realizó en nuestro país y Estados Unidos.
“Se pasa por alto la capacidad que tuvo para sobreponerse del estigma de la amante y rehacer su vida luego de separarse de Vasconcelos. Vivió una larga temporada en Nueva York, donde impulsó una organización hispanoamericana de mujeres; después se convirtió en periodista y escritora”, señala.
“Arizmendi fue una mujer que hizo lo que quiso sin que su vida tuviera un desenlace trágico, como el que tuvieron mujeres como Frida Kahlo”, finaliza.
La pareja Vasconcelos-Arizmendi
En su investigación, Gabriela Cano señala que entre José Vasconcelos y Elena Arizmendi se dio una relación centrada en las afinidades y los gustos compartidos. Fue una pareja moderna alejada del modelo victoriano; “ellos no buscaban un estatus o una estabilidad económica”, manifiesta.
La historia cuenta que se amaban mucho y no se cuidaban de guardar las apariencias. No obstante, con el paso del tiempo, esto mismo le resultó inaceptable a Arizmendi, al grado de que decidió terminar con Vasconcelos en 1916, tras cinco años de relación.
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