Foto Cuartoscuro
Tal como se perfilaba la película No quiero dormir sola, de Natalia Beristáin, ganó el sábado el Premio a Mejor Largometraje de la décima edición del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).
La cinta, que se llevó 120 mil pesos y la escultura El Ojo, del artista Jaime Marín, narra la relación entre una nieta y su abuela, y su enfrentamiento con la soledad y la vejez.
“¡Qué chingón! Quiero agradecer al festival por generar un espacio que apuesta por el cine mexicano y por los nuevos realizadores; platicaba con mi equipo de las películas que pudimos ver aquí, fueron largometrajes que te retan o te inspiran. Estar en la competencia en medio de tantas buenas películas, ¡está de poca madre! También agradezco a toda la gente que me acompañó, en especial a Mariana Gajá y a Adriana Roel, mis actrices.”, expresó la realizadora tras recibir el galardón de manos de la actriz Geraldine Chaplin.
Por su parte I Hate Love, de Humberto Hinojosa, un filme sobre un adolescente que pierde el sentido del oído tras un accidente en la playa y sumerge su vida en el silencio hasta que conoce a una joven estadounidense, se hizo acreedora al Premio del Público.
La distinción a Mejor Documental se lo llevó Inori, de Pedro González Rubio, quien en 2009 ganara en este mismo certamen a Mejor Película con Alamar.
La ceremonia de clausura inició con un recorrido visual de los momentos más significativos que se vivieron a lo largo de nueve días de este festival.
Destacó la presencia de sus invitados especiales: el cineasta iraní Abbas Kiarostami, de quien se proyectaron algunas de sus cintas más importantes, y la directora estadounidense Sally Potter. Durante el discurso de clausura, Cuauhtémoc Cárdenas Batel, vicepresidente del FICM, agradeció a las autoridades del estado, a Alejandro Ramírez y a la directora del certamen, Daniela Michel, por “diez años de alegrías, tristezas y lágrimas”.
