Foto: Notimex
La historia de “Pito Pérez”, un hombre desgraciado que se rinde a la embriaguez al salir de su pueblo Santa Clara del Cobre, lugar que toma forma humana cuando insiste en contarle sus peripecias, es contada en la propuesta escénica “Una vida inútil”.
Presentada anoche en el Teatro Julio Jiménez Rueda del ISSSTE, en el marco del Encuentro Nacional de los Amantes del Teatro, la obra se basa en la novela de José Rubén Romero “La vida inútil de Pito Pérez”, la cual narra la particular filosofía de vida de un pícaro y simpático personaje, a la vez que pone en tela de juicio la falsa moral de todos los tiempos.
Bajo la dirección de Alejandro Lamadrid, el monólogo narra las vivencias, aventuras y desventuras de “Jesús Pérez Gaona”, quien por su afán de tocar una flauta de carrizo hecha a mano con la que molestaba a los vecinos, se ganó el apodo de “Pito Pérez”, pues le gritaban: "¡ya callen al Pito!".
Se trata de la historia del tercer hijo varón de “Conchita Gaona”, quien por ser el más chico de los hombres dentro de una familia de siete hermanos, le toca el infortunio de ser el elegido para no costearle los estudios.
Así comienza su vagar por los pueblos y rancherías de Michoacán, para buscarse un futuro, descubriendo el alcohol. En escena, se muestra a “Pito Pérez”, quien vive múltiples aventuras, visita muchos lugares, vaga por "el mundo" siempre entre la realidad y el encanto de vivir en el estado etílico.
Además, sufre por amor en tres ocasiones, visita múltiples cárceles, siempre por desacatos de alcoholismo, y es tratado en hospitales de medio pelo debido a su conocido mal.
El montaje a través de un sarcástico borracho le muestra al espectador aspectos y lecciones que invitan a la reflexión.
La obra se sitúa en los años de lucha de Revolución Mexicana, en esa vida rural y de provincia se exhibe al protagonista, un hombre desilusionado de tradiciones e instituciones, quien hace fuertes críticas a la iglesia, así como a los preocupados del “qué dirán”, es un hombre que hace sátira de cualquier frase, se mofa además de la política, la religión, de las costumbres y de la doble moral.
A pesar de su burla al sistema, el propio Alejandro Lamadrid quien encarnó a “Pito Pérez”.
