El proceso de traslado de obras de arte para el montaje de una obra es invisible al público, y para darlo a conocer Giandomenico Tonatiuh Pellizzi convirtió uno de los espacios de la Sala de Arte Público Siqueiros (SAPS) en un contenedor de 9.5 por 3.5 metros, en el que las personas pueden entrar y ser parte de esta caja de embalaje.
La obra llamada Yo transporto se conforma de 171 fragmentos. Cada uno puede adquirirse para financiar esta muestra y hacerla autosustentable.
Los precios van de los 30 mil a los más de 50 mil pesos, cada uno se asignó tomando en cuenta el costo de almacenaje, producción, adquisición de madera y espuma de polietileno, así como el tiempo que han dedicado curadores, custodios y el mismo artista, al montaje de la instalación, explicó Taiyana Pimentel, directora de la Sala, ayer en conferencia.
La pieza que adquieran los coleccionistas y benefactores se la podrán llevar al finalizar la exposición que culmina el próximo 15 de mayo. En una de las salas se da cuenta del proceso de creación de la instalación, desde la realización de los planos, la maqueta a escala, hasta cada una de las piezas en miniatura, las cuales tienen sus folios, firma, sello y número, como lo estipulan los reglamentos de transporte de arte.
En Yo transporto el artista hace una reflexión en torno al mercado del arte, el cual para él “es uno de los menos regularizados y menos transparentes”, porque una obra se valúa de forma arbitraria.
“En mi caso el precio está directamente ligado al costo operativo del museo durante los tres meses que se exhibe la pieza y el costo de producción, es un poco extraño valorar una pieza de esta forma porque no tiene nada que ver con el valor metafísico, cultural o social, pero no hay reales paralelos entre esos valores metafísicos y el valor monetario”, comenta a La Razón Tonatiuh Pellizzi, quien donó su obra a la asociación Amigos de la SAPS.
En la exhibición que inaugura hoy los visitantes también podrán apreciar la obra Problemas del Realismo Neoliberal en la Pintura Mexicana (Nuevo Muralismo mexicano), de Daniel Aguilar Ruvalcaba, quien hizo una intervención en la fachada de este recinto, inspirada en el billete que el Banco de México emitió hace seis años, el cual incluía un fragmento de Del Porfirismo a la Revolución, que forma parte de los murales proletarios de David Alfaro Siqueiros.
Es una pieza de 13.4 por 6.6, en la que reflexiona el significado que adquiría esta obra al quedar plasmada en un billete. “Para mí era un nuevo momento del muralismo mexicano, pensaba que este billete representaba la quinta etapa”, explicó.
Como parte de esta pieza el artista dejó a personal de seguridad del recinto su cartera, que personas podrán pedir para ver la tarjeta de crédito que sacó para solventar los gastos de su obra, así como tickets.
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