Por 14 siglos el señorío maya de B’aakal, guardó un secreto que hace unos meses fue develado por arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Bajo el Templo de las Inscripciones se encuentra un sistema de canales que según la cosmogonía de esa cultura milenaria representa el tránsito que realizó del Rey Pakal II para llegar a las aguas del inframundo.
En la zona Arqueológica de Palenque, Chiapas, donde, en época prehispánica, el monarca gobernó por 68 años, los especialistas hallaron el entramado hidráulico —conformado por varios brazos de diferentes niveles y direcciones, pero esencialmente orientados al norte— ubicado justo debajo de la cámara funeraria de éste, lo que indica que fue creado hacia inicios del siglo VII, antes de la construcción de la pirámide.
“La presencia de esta estructura hidráulica bajo el Templo de las Inscripciones hace pensar que sus arquitectos diseñaron el sistema mucho antes de que se proyectara la pirámide. La profundidad en la que se encuentra y la longitud aproximada que presenta el canal (17 metros) nos hace suponer que los canales pasan por debajo de la misma cámara funeraria”, aseguró Arnoldo González Cruz, coordinador del Proyecto Arqueológico Palenque del INAH.
Además, cuando la tumba del gobernante fue descubierta en 1952 se encontraron dos orejeras cuyas inscripciones narran el camino que tendría que recorrer Pakal, El grande, para poder llegar a los dominios de Chaac, señor del agua, sumergirse en el líquido y así acceder al inframundo.
“Una hipótesis puede estar relacionada con un arroyo subterráneo sobre el que fue construida la tumba y el templo mismo y cuyas aguas se tuvieron que controlar por medio de estos canales; sin embargo, también debemos considerar que los antiguos palencanos debieron diseñar tal sistema para recrear metafóricamente el camino de que condujera a K’inich Janaab’ Pakal a las aguas del inframundo”, expresó González.
Y enfatizó: “De acuerdo al contexto de este sistema hidráulico podemos señalar una estrecha relación entre estas corrientes de agua y la cámara funeraria, creemos que el origen de esta agua fue el punto de partida desde el cual se erigió el templo y cuya finalidad era asocial a Pakal con esos cuerpos de agua”.
Así que podría haber sido el propio Pakal II quien fijó el punto de ubicación de su última morada, la cual fue finalizada por su hijo, y en torno a ese centro se edificaron todos los templos que componen la zona arqueológica.
Los miembros del INAH siguen trabajando para encontrar el manantial, en el cual surge el agua corriente que, para los mayas, representa el ciclo de la vida.
“Para los mayas la muerte era considerada el umbral del inframundo y uno de los caminos utilizados para llegar a él era a través del agua, esta relación entre la tumba de un personaje y el líquido no es un dato nuevo hay muchos elementos, en los cuales encontramos esta asociación”, comentó González Cruz.
Los cuerpos de agua están formados por nueve arroyos perennes que nacen en la zona montañosa de la antigua ciudad y la cruzan en dirección norte siguiendo el declive natural del terreno hasta desaguar en la península costera, con excepción de uno.
El hallazgo se dio mientras se realizaban trabajos de mantenimiento en el edificio principal de la zona arqueológica, cuyo nombre en la antigüedad fue Lakam Ha’ —Lugar de las Grandes Aguas—, al pie de la escalinata del Templo de las Inscripciones.
Los arqueólogos encontraron unas piedras de gran tamaño que les dieron indicios para iniciar excavaciones: El tiempo y cuatro capas de piedras ocultaron el sistema hidráulico que aún funciona.
González Cruz explicó: “Tales elementos arquitectónicos se asientan sobre la roca madre; sin embargo, al ampliar la excavación se observó que presentaba un corte en su parte central y una serie de rellenos de 3.75 metros de ancho”.
“Estas piedras están cubiertas con otras de mayor tamaño de forma paralela a modo de techumbre. El canal de casi corte cuadrado, tiene en el fondo un piso de piedra caliza tallada que permite que el agua fluya de manera constante, quizá lo más interesante es que en el canal, de una longitud aproximada de 17 metros, al momento de su descubrimiento aún circulaba agua”, reveló.
Aunque el carácter ritual se acentúa en esta investigación otra hipótesis indica que “su construcción y diseño debió estar determinado como una forma de drenar el agua de lluvia provenientes de las terrazas que forman el Templo 24 ubicado al sur del Templo de las Inscripciones”, detalló.
Pakal II o El grande fue uno de los gobernantes más importantes de esa cultura. Tras ser entronizado a los 12 años por su madre, logró consolidar la paz y la prosperidad en su pueblo luego de un periodo de conflictos, además inició las inscripciones jeroglíficas de los acontecimientos de su sociedad, impulsó la arquitectura y llevó a su ejército a ser una de las potencias más reconocidas en esa región de Mesoamérica.
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