Posicionar al Palacio de Bellas Artes entre los teatros líricos importantes, fortalecer a los grupos artísticos para lograr la excelencia y pensar en una programación actual que atraiga a otros públicos son los pilares que se ha planteado Marcelo Lombardero, director de la Compañía Nacional de Ópera. Así lo compartió en entrevista con La Razón.
Muestra de lo anterior es la programación que tendrá la primera temporada de la agrupación, pues conjuga la tradición y las obras contemporáneas, además de montajes con los que espera hacer la diferencia, como la conmemoración del centenario del natalicio del compositor Luciano Berio con el estreno en México de Un re in ascolto, basado en una idea de Italo Calvino; el montaje Lady Macbeth de Mtsensk, cuyo lanzamiento iba a ser en 2020 y se canceló por la pandemia.
Asimismo, la recuperación de la ópera La leyenda de Rudel, de Ricardo Castro; y llevar la ópera a las masas con Misa Solemne, de Melesio Morales, en el Zócalo de la Ciudad de México. Además de la presencia de dos tenores mexicanos con amplio reconocimiento internacional, Javier Camarena y Arturo Chacón-Cruz, quienes por separado ofrecerán una gala especial.
Ballet de Amalia Hernández reaviva tradiciones decembrinas
¿Cuáles serán los principales ejes durante su gestión? En principio, el fortalecimiento de nuestros grupos artísticos en cuanto a la excelencia artística; en segundo lugar, tener un diálogo constante con el público que asiste al Palacio y aquel que no acude; pensar en una programación que pueda interpelar a otros públicos y volver a poner a Bellas Artes en el concierto de los teatros líricos importantes con temporadas actuales en el mundo, ésos son los pilares fundamentales.
Mencionó que habrá producciones itinerantes del Estudio de la Ópera de Bellas Artes (EOBA), ¿pero hay planes para lograr que la Compañía Nacional de Ópera tenga alcance en el país? Tengo una mirada abarcativa, pero es muy difícil sacar la producción del Teatro de Bellas Artes a otras regiones por cuestiones económicas, de infraestructura, logística. Por eso pensamos que la EOBA tenga este carácter de compañía itinerante con algunos espectáculos específicos, galas, conciertos. Además de eso, nos interesa fomentar la producción artística en las regiones, más allá de desembarcar con todo digerido, fast food. Para eso está toda nuestra infraestructura, logística, producción. Nos vamos a involucrar muy seriamente, más allá de ir con un espectáculo en sí, que a veces es imposible. Pensemos lo que sería llevar Elektra a Sonora; no sé si es pertinente, eso no es importante, porque haríamos una, dos, tres, cuatro, cinco funciones, nos regresaríamos acá y allá no quedaría nada.
Hay aspectos que han preocupado a anteriores directores, uno de ellos es el presupuesto. ¿Los recursos actuales son suficientes? Siempre es necesario más presupuesto, pero lo que puedo decir es que esta temporada cuenta con un respaldo presupuestario suficiente y está pensado en ese sentido. Estoy acostumbrado a ese trabajo; dirigí los dos teatros más importantes de la Argentina, el Teatro Colón, que tiene una realidad muy distinta a ésta, cuenta con abonos y un presupuesto anticipado que le permite programar con antelación, y el Argentino de La Plata, que se parece mucho a Bellas Artes, tiene una entrada muy económica, que no cuenta con abonos, tiene un presupuesto. Estoy acostumbrado a trabajar de las dos maneras, pero siempre teniendo una mirada responsable del uso de los fondos públicos.
Otro tema ha sido la cancelación de funciones por protestas de sindicatos en el Palacio. No depende de usted, ¿pero se trabajará de la mano con otras instancias para que no ocurra o para aminorar las afectaciones? Los gremios y, sobre todo, los artistas de nuestros grupos artísticos tienen claro que nuestra obligación es con el público, con el espectáculo y con que el telón se levante todos los días. Llegar a cancelar una función, es un hecho grave y extremo, así que vamos a tratar de que la sangre nunca llegue al río. Y si no es así, pasa hasta en las mejores familias también. Tampoco nos tenemos que rasgar las vestiduras. No es un hecho que ocurra sólo aquí. Siempre el diálogo es bueno y cuando se llega a esas circunstancias hay que seguir conversando.
Con los sindicatos que trabajan con nosotros tenemos una excelente relación y diálogo. He trabajado mucho aquí en Bellas Artes como director de escena, me conocen; además, soy una persona que viene del teatro, no soy sólo un funcionario político, sino un artista. Comencé en el coro de niños, fui cantante de coro, cantante solista, director de escena, director de teatro, delegado sindical del coro, tengo todos los vicios. Por eso tenemos un diálogo. Vamos a llegar a un buen puerto.
Por otra parte, con respecto a esta primera temporada, ¿cuáles fueron los ejes? Esta primera temporada responde a ciertas exigencias y posibilidades, los tiempos de producción que tuvimos para llevarla adelante y en algunas cuestiones que tenían que ver con ideas; por ejemplo, estrenar la producción de Lady Macbeth, que quedó coartada en la pandemia, me parecía una obligación porque estaba la producción hecha, parada, estaba ahí sin estrenarse. También desde la programación generar interés en otros lugares; esta idea de conmemorar a Luciano Berio nos distingue del resto de los teatros de la región. Además de volver a poner una serie de obras que habían quedado un poco en el costado de la Ópera de Bellas Artes.
¿Toda la propuesta es suya o quedaron sugerencias de la anterior gestión? No recibí ninguna programación. Tuve que plantearla desde cero.
¿Por eso están pendientes algunas audiciones? En realidad, la decisión de dejar esos huecos en la programación de los artistas es mi necesidad de escuchar a todos los cantantes mexicanos posibles y de esa manera terminar de armar el elenco de la temporada. A partir de la semana que viene comienzo a hacer audiciones para tener todo el espectro de cantantes nacionales y nutrir nuestra programación.
Había comentado la anterior directora, María Katzarava, que dejó un censo de cantantes y directores, ¿ha podido revisarlo? No lo conozco, no lo he visto.
¿Se ocupará? Supongo que sí. Es que el tema es que no he tenido contacto con la gestión saliente, no hemos podido hablar.
Algo muy importante que comentó es la colaboración con el Cenidim para recuperar obras de autores mexicanos. ¿Cómo se logró la de Ricardo Castro y qué otros proyectos hay en puerta? Esta obra estaba perdida; hubo toda una reconstrucción a partir de todas estas obras que hay en museos o bibliotecas que muchas veces están microfilmadas. Estas obras están guardadas y cuando recién se exponen en escena vuelven a tener valor, porque si no, hay una obra ahí filmada, va a un musicólogo, la mira, la observa, queda ahí, es una falencia que queremos subsanar, poner al público estas joyas que están escondidas y guardadas. También está la obra de Melesio Morales (Misa solemne) y ya estamos pensando en un título para 2026, una reexhumación de otra importante obra del siglo XIX, una ópera de Melesio Morales. Sería un reestreno.
Temporada diversa
Algunos montajes destacados de la programación.
Romeo y Julieta, de Héctor Berlioz
Cuándo: 2 de febrero (estreno en el Palacio de Bellas Artes)
Lady Macbeth de Mtsensk, de Dmitri Shostakóvich
Cuándo: 20, 23, 25, 27 y 30 de marzo (estreno en México)
Gala Tosti con Javier Camarena
Cuándo: 13 de abril
Rigoletto, de Verdi
Cuándo: 8, 11, 13, 15 y 18 de mayo
Gala con Arturo Chacón-Cruz
Cuándo: 8 de junio
Un re in ascolto, de Luciano Berio
Cuándo: 1, 3 y 6 de julio (estreno en México)
Elektra, de Richard Strauss
Cuándo: 9, 12, 14, 16 y 19 de octubre
La leyenda de Rudel, de Ricardo Castro
Cuándo: 7, 9 y 11 de diciembre
Misa so-lemne, de Melesio Morales
Cuándo: diciembre (estreno mun-dial en el Zócalo de la CDMX)
