El escritor coahuilense Carlos Velázquez siempre se ha alejado de las modas en la industria editorial, pues considera que “el cliché es el enemigo de la literatura”. Cuando hace más de 15 años las narrativas se concentraban en la narcocultura, en La Biblia Vaquera apostó por “romper con todo eso” y escribir historias del norte que iban más allá de los capos de la droga, cuando el cuento pasaba una etapa difícil, fue uno de los autores que se centró en ese género y ahora que temas como las desapariciones, las maternidades o las paternidades están con frecuencia en las mesas de novedades, él sigue fiel a ir a contracorriente.
- El Dato: El tercer volumen de la Biblioteca Carlos Velázquez es La marrana negra de la literatura rosa, el cual se considera uno de los libros de culto del norte de México.
“Lo que quise hacer fue nunca meterme en la moda. En ese tiempo era escribir tu novela del narco. Hoy hay varias modas, escribir de los desaparecidos, de las maternidades, las paternidades, yo sigo mi proyecto que no tiene nada de relación con el discurso dominante, eso es lo que no ha cambiado en mi literatura y que sigo teniendo hambre de contar historias”, dijo Carlos Velázquez en entrevista con La Razón.
El autor se encuentra escribiendo un nuevo libro de relatos, que espera publicar a finales de este año. Sigue apostando por este género, aunque cada vez ocupe menos espacios.

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“Es muy curioso el momento que estamos viviendo, porque cuando llegué a la literatura, el relato no estaba atravesando por su mejor momento editorial. Después de que vine junto con otros cuentistas, como Antonio Ortuño, por ejemplo, empezó a agarrar muchísimo terreno en lo editorial, pero ahora, a través de los sellos grandes, poco a poco va siendo expulsado de la mesa de novedades, excepto algunos casos notables”, compartió el también columnista del suplemento El Cultural del diario La Razón.

En editorial Océano le dedican la colección Biblioteca Carlos Velázquez, en la que se reeditarán sus libros de relatos y se agregarán títulos con cuentos inéditos. El primero que se publicó fue El Menonita zen, de textos que vieron su luz por primera vez, luego la nueva edición de La Biblia Vaquera y La marrana negra de la literatura.
Justo La Biblia Vaquera, publicado hace 17 años, fue con el que llegó a querer virar hacia un lado distinto sobre lo que se escribía del norte del país.
“En aquel entonces había una moda que duró años, la literatura del narco. Mi intención era romper con todo eso, escribir un libro sobre el norte. Lo que pretendía decir era que somos mucho más que las historias de narcotráfico.
“Cree esta especie de artefacto en el que hay un postulado estético, que es el del posnorteño, que es lo que va más allá de la identidad norteña conocida hasta entonces. Con base en eso, vi que en la región, sobre todo en el noroeste, había un laboratorio social muy interesante que estaba produciendo fenómenos muy únicos en todo el país. Ésa fue la intención de llevar el libro a un extremo delirante”, dijo el también cronista.
En La Biblia Vaquera se encuentran personajes políticamente incorrectos y contextos que salen del cliché de la época. Hay desde un DJ santero que al mismo tiempo es luchador, hasta un hombre que busca recuperar su deseo sexual con una mujer gorda. Aparecen la lucha libre, la música electrónica y los guiños hacia el movimiento del 68 o al cuento “El perseguidor”, de Julio Cortázar.
“Una de las cuestiones que están presentes en todo el libro es dislocar la realidad. En general, la mayoría de mis personajes se pueden considerar políticamente incorrectos, tengo cuentos de gordos. La cuestión aquí y, sobre todo en este libro, es que me interesaba trabajar mucho con el cliché, que es el enemigo de la literatura. Cuando empecé a escribir, el cliché era el narco buena onda y el policía corrupto, lo que hice fue tomar el cliché y darle la vuelta, lo que pude llevar a todos estos escenarios y al aspecto de lo políticamente incorrecto”, explicó Carlos Velázquez.
Para el autor, la reedición de este libro es significativa porque fue con el que se consideró escritor, a pesar de que ya había publicado su primera obra.
“Fue el que me convirtió en escritor, porque el primero es de juventud, de relatos bastante malos. Cuando se publicó me di cuenta de lo mucho que me faltaba en cuanto a propuesta, oficio, lenguaje, y dije, lo puedo hacer mejor, pero fue hasta que vi el libro publicado, todavía era muy chavo, no sabía a qué me iba a dedicar. Cuando escribí La Biblia Vaquera ya no hubo manera de poderme echar para atrás, es el libro que me metió de lleno al asunto”, concluyó.

