El Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) celebra el 40 aniversario de la célebre serie New Photography con la exposición New Photography 2025: Lines of Belonging, que reúne a 13 artistas y colectivos de cuatro ciudades del mundo que considera que “están expandiendo los horizontes del campo fotográfico en el siglo XXI”. Las imágenes elegidas son de artistas de la lente de Johannesburgo, Katmandú, Nueva Orleans y Ciudad de México; de ésta última participan las mexicanas Sandra Blow, Lake Verea (Francisca Rivero Lake y Carla Verea) y Tania Franco Klein.
Será del 17 de septiembre al 17 de enero de 2026, cuando el público admire por primera vez en el recinto estadounidense las fotografías seleccionadas de este proyecto que en cuatro décadas ha presentado las prácticas más innovadoras de más de 150 artistas internacionales. La Razón de México habló con Sandra Blow y Lake Verea sobre su debut en el MoMA y las imágenes con las que participan.
“Esta exposición es un impulso para seguir haciendo fotos que sorprendan”
Lake Verea, la dupla artística integrada por Francisca Rivero-Lake y Carla Verea, celebra 20 años de trayectoria creativa con su inclusión en la importante exposición New Photography 2025: Lines of Belonging en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), en la que se exhibirán tres imágenes de su serie Uno a uno/Bellas Artes, en la que hicieron una exploración de cada detalle de uno de los recintos culturales más importantes de México, el Palacio de Bellas Artes.

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“Para nosotras ser parte de la exhibición es un honor, una sorpresa y una gratificación enorme. Sabemos que el MoMA es una institución siempre de avanzada. Esta muestra la hemos visitado por años; es el momento en el que el museo propone cuáles son las nuevas tendencias, los rumbos hacia dónde va la fotografía. Ser parte de ello es un sueño. Estar con Sandra Blow y Tania Franco Klein es increíble. Nos parece un homenaje a México, a las mujeres y a las diferentes estéticas, porque las obras de todas son muy distintas”, comentó en entrevista con La Razón Lake Verea.

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Para las fotógrafas es un incentivo para continuar este trabajo colaborativo: “Esto nos ayuda, es una palmadita, es decir, sigan, es un buen camino que tiene una respuesta en sitios interesantes nacional e internacionalmente. Nos llena de orgullo, de un miedo que no te paraliza, sino que te impulsa a tratar de seguir haciendo cosas que nos sorprendan, que sorprendan a los curadores, a los coleccionistas”.
Las imágenes seleccionadas por el museo neoyorquino son Hojas de metal, en la que ambas se reflejan en una puerta del Palacio de Bellas Artes; Dos Tláloc, en la cual aparecen dos representaciones del dios mexica de la lluvia, pero con un diseño art decó realizado en Francia, y Mascarón Dorado, otro detalle de la puerta de la Sala Principal del Palacio de Mármol.
“La precisión técnica de estas fotografías hace que puedas ver los rayones de estas puertas. No sólo es la historia del palacio, sino de todos”, dijeron.

Lake Verea se ha interesado por retratar la arquitectura del país y de otras partes del mundo, pues considera que “es viajar en el tiempo estéticamente”. Cada vez que las fotógrafas emprenden un proyecto, se plantean preguntas que puedan contestar a nivel técnico y conceptual. En el caso de esta serie sobre el Palacio de Bellas Artes, se interesaron en aquello que es casi imperceptible a los ojos de los visitantes. Fue hacer como una “arqueología a la inversa”, pues de pequeños detalles trataron de contar la historia del majestuoso recinto que se terminó de construir en 1934.
“Es un edificio que conocemos desde niñas, siempre nos ha impresionado por su majestuosidad. Fue pensar por qué no buscamos cosas que no hemos visto, que nos sorprendan tanto a nosotras como a las personas que trabajan ahí y a los visitantes”, explicaron las fotógrafas.
Al buscar aquellos detalles que pasan de largo para los visitantes, trataron de entender la monumentalidad del Palacio de Bellas Artes, por lo que investigaron sus grietas, sus materiales y cómo se ha restaurado a lo largo del tiempo.

“De todo este conjunto maravilloso que es el Palacio de Bellas Artes, que es la historia del México moderno de alguna manera, tomamos ciertos fragmentos y recomponemos la historia a partir de nuestra visión”, comentaron las artífices del proyecto Lake Verea, quienes han destacado por series como la que hicieron en la casa Luis Barragán para conocer la intimidad de una de las construcciones más importantes de América Latina, pues la retrataron en la oscuridad y usando sólo la luz natural de la luna llena.
Para Lake Verea, “la arquitectura es un ente vivo y tiene historias que contar”, por lo que ellas, a través de la fotografía, nos muestran esas historias.
“Mis fotos son como una cruda belleza”
La fotógrafa mexicana Sandra Blow ha pasado de retratar a sus amigos en el tianguis hasta lograr fotografiar al ícono del cine John Waters o al reguetonero Ozuna. Ahora da un paso más en su trayectoria al ser la elegida para cerrar la exposición New Photography 2025: Lines of Belonging en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA). El recinto eligió 16 imágenes de su autoría que “celebran la vitalidad de la cultura y el arte juvenil LGBTQ+ en la Ciudad de México”, de acuerdo con el museo.
Entre las fotografías seleccionadas están El mismo espejo del club (2020), en el que retrató a una drag queen; Tony (2018), en la cual aparece el dorso de un hombre con un tatuaje que dice “Chanel”; Kiss kiss goodbyes, una persona con la falda levantada y al lado de su pantaleta un beso marcado con labial y una mano que la sujeta, y Void for Void (2019), una mujer con un largo abrigo rosa sosteniendo la revista Life.
- El Tip: Sandra Blow celebrará sus 15 años de trayectoria con la publicación de un libro que reúne gran parte de su trabajo fotográfico, adelantó a La Razón.
“Estar en el MoMA representa un sueño hecho realidad, siempre fue mi deseo más grande desde que empecé a hacer foto. Voy a conocer el museo con mis fotos y eso lo hace más emocionante”, dijo Sandra Blow en entrevista con La Razón.
La fotógrafa, quien ahora se considera más una documentalista, comenzó en esta profesión retratando a sus amigos, a quienes usaba como modelos, pues siempre le apasionó la fotografía de moda. Vio esas imágenes como parte de una escena cinematográfica, ya que también tiene influencias en el cine que veía en su adolescencia, uno de sus más grandes admiradores es John Waters, director y guionista de las célebres cintas de culto Pink Flamingos, Female Trouble y Desperate Living.
“Siempre me gusta contar historias a través de las fotos. Es lo mismo que hacía cuando empecé, inventaba esas historias con mis amigas. Lo sigo haciendo, lo mismo cuando saco algún concepto o cuando hago cualquier cosa que quiero realizar. También en mis fotos lo más importante es hacerte sentir empoderade, que seas tú misme, que haya una sensación de seguridad”, compartió la artista nacida en 1990.

En sus inicios en la fotografía, a falta de un estudio o locación, llevaba sus amistades a sesiones en distintos puntos de la calle. “Quería ser fotógrafa de moda; era difícil por el contexto en el que vivía, era joven, no tenía los medios ni los contactos. Empecé a hacer mis propias fotografías de moda en la calle, usando lo que teníamos alrededor: los mercados, los tianguis”, contó.
Aun en sus fotografías, sigue buscando aquellas locaciones que salen de lo convencional, pues también son así las personas que retrata. Un ejemplo son las imágenes que recientemente hizo de las reguetoneras originarias de Iztapalapa, Sopholov y Sayuri, a quienes retrató en Iztapasauria.
“Me pasa mucho que las locaciones las encuentro haciendo cosas, caminando, en el taxi. En esta ocasión me tocó ir a trabajar a un concierto a la explanada de Iztapalapa; fui a tomar fotos. Para entrar tienes que pasar por este parque que se llama Utopía, donde hay otro que se llama Iztapasauria. Iba caminando de noche y empecé a ver dinosaurios, dije: ‘Está padrísimo, nadie ha tomado fotos aquí’. Se me quedó grabado; luego encontré a estas niñas y ellas son de Iztapalapa, entonces, dije: ‘Perfecto’. Nos corrieron, nos dijeron faltosas a la moral, pero logré las imágenes rápido”, contó sobre aquella reciente sesión fotográfica.
No es la primera vez que le toca sortear a las autoridades, pues en sus fotos la calle y los centros nocturnos son comunes. Por eso se considera un tanto punk. “Soy una persona que prefiere pedir perdón que pedir permiso. Soy muy callejera, de tomar en ambientes urbanos, todo el tiempo la policía me está amedrentando, entonces hay que hacerlo a lo maldito, sin pedir permiso, a lo punk. Hasta con Ozuna me regañaron, lo metí a una caja de voltaje, pero no sabía, llegó todo el equipo histérico”, señaló.
Sandra Blow se considera arriesgada y eso la ha llevado, por ejemplo, a retratar a su más grande ídolo, John Waters.
“John Waters, el director de cine, es uno de mis principales referentes desde que soy adolescente. Es un dios, es una persona que admiro muchísimo. La primera y única vez que vino a México, iba a dar un workshop y autógrafos de libros; no tenía dinero para ir a nada de eso, entonces dije: ‘Tengo que tomar las fotos’. En el Cine Tonalá me dijeron: ‘Si quieres hacer las fotos, está bien, pero no te pagamos’, pensé, perfecto, no me importa. Es increíble, chistoso, amable, es un poco diva, pero no alzada. Habla mucho de Divine todo el tiempo. Empecé a ver sus películas a los 15 años; como era rarita, me gustaban las películas raritas y encontré a John Waters y dije: ‘Este güey está desquiciado, ¡me encanta’!”, recordó.
Finalmente, se le preguntó a Sandra Blow cómo definiría hoy sus imágenes y, tras pensar un momento, expresó: “Mis fotos son como una cruda belleza”.

