En Querétaro, Querétaro
La escritora colombiana Piedad Bonnett adelanta a La Razón que en las próximas dos semanas llegará a México su más reciente poemario, Los hombres de mi vida (2025), en el que incluye versos que define como “duros y amorosos” y en los que aborda las masculinidades y las microviolencias de los hombres.

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La galardonada con el Premio Reina Sofía de Poesía cuenta a este diario durante su visita al Hay Festival Querétaro que vuelve con nueva poesía, porque es un género que siempre le gusta habitar por su intensidad, porque ahí encuentra su voz. “El golpe que te da un buen poema es único”, dice.
Recientemente publicó Los hombres de mi vida. Vuelve a la poesía. ¿Qué la hace regresar siempre a este género? Lo único que no me podría faltar es la poesía, porque es ahí donde siento más placer en la escritura. Es más intensa y me da más posibilidad de que mi voz sea única. Este libro, Los hombres de mi vida, duré 12 años escribiéndolo para lograr este resultado.
¿Por qué el título Los hombres de mi vida? Es algo irónico para hablar de la masculinidad, porque decimos así las mujeres: “Él es el hombre de mi vida”. Ésos son los hombres de mi vida, cuando hablas del padre, del hijo, del marido, del amante. Quería darle a eso un giro un poquito irónico para hablar de cómo esos hombres de mi vida nos mortifican, nos maltratan. Así empieza la idea, pero se van colando los hombres a los que amo y a los que he amado. La memoria vino y recuperó dos poemas para mi hijo, un poema para mi padre. Hay unos cinco o seis poemas sobre la pandemia al final. Este poemario está constituido por lo duro y también por lo amoroso.
¿Hay en su poesía oscuridad y luminosidad? Sí tiene esas dos facetas. Yo diría que el corazón de mi poesía es duro. Hay una cierta oscuridad en el verso, que es lo que yo más aprecio en la poesía; esa oscuridad le permite al lector interpretar. No me gusta la poesía súper explicita; me parece fácil. Lo que espero es dar luz y belleza. Lo más oscuro puede producir belleza; lo más duro puede producir belleza. El tipo de poesía que me interesa es ésa. La poesía muy intelectual no me interesa mucho.
¿Cómo ha sido esta relación con esos “hombres de su vida”? El hombre de mi vida fue mi hijo. La memoria te trae cómo amaste sobre todo. De qué magnitud fue el amor antes. Reflejo cómo las mujeres sufrimos tantas afrentas masculinas; entonces pensé en el marido, en el padre, como personas que a veces nos hieren. En mi obra me interesa abordar las grandes violencias, los feminicidios, los horrores. Me interesan, sobre todo, esas pequeñas violencias que dejan atrapadas a las mujeres en la idea de que esto va a cambiar, porque esas violencias nos destruyen, nos llevan años. Cuando no son grandes violencias, no te decides. Siempre tienes la esperanza de que las cosas van a cambiar. Y de esa violencia no se habla y es la que me ha interesado en los últimos tiempos.
¿Cuáles son estas pequeñas violencias que ve? Decimos que tiene mal genio, es un poco neurótico, tiene mucho trabajo, pero estas violencias son recurrentes. Las mujeres a veces nos quedamos ahí aguantando eso.
Regresando a la poesía, ¿qué es lo que constantemente busca y encuentra en este género? Una posibilidad de expresión que no me da ningún otro género. El golpe que te da un buen poema es único. Por eso nos aprendemos poemas de memoria, porque nos produce una especie de amor. Cuando un poema te marca, no lo olvidas. Escribirlo da tanta satisfacción como leer un poema bueno. Eso es la poesía: intensidad.
¿La poesía es un refugio también? Para un adolescente, la poesía es un refugio. Para una persona enamorada es una compañía. Para una persona con un duelo puede ser un lugar de reflexión y de apaciguamiento. Es compañía. Para el poeta, yo creo que es más que una compañía; sobre todo, te da momentos de una intensidad que no vas a encontrar en la prosa.
¿Cómo vive el momento en el que termina un poema? Con enorme felicidad. Luego lo dejas, porque lo tienes que dejar ahí. Luego lo retomas y dices: “Está muy bien”, ahí sí que eres feliz. La novela también te puede producir eso, pero no de la misma manera. En el poema no te puedes permitir una duda. Si te dan mucha lucha, es que no lo lograste. El poema se logra casi de golpe, porque responde a un estado anímico y a un proceso de inmersión. Si duras siete u ocho horas en un poema chiquitito, es que eso no está saliendo. Tú lo sabes ver.
DOMINGOS
II
Los domingos
una presencia enorme
tiene costumbre de invadir la casa.
Algo hay en ella de animal marino,
de ballena varada que agoniza.
Se tensa el aire en las habitaciones,
y el silencio
trepa por las paredes como pulsión violenta.
Él duerme
y ella sueña
los domingos.
Poema incluido en el libro Los hombres de mi vida

