El coreógrafo belga Wim Vandekeybus, una de las figuras más influyentes de la danza contemporánea europea, regresa a México con VOID, su más reciente creación, que se presentará en dos únicas funciones el 29 y 30 de septiembre en el Teatro Julio Castillo. La llegada de este montaje se da en el marco de una gira internacional que también abrirá el Festival Internacional de Danza Contemporánea “Lila López” en San Luis Potosí, un gran espacio histórico para la danza en México.
La presentación de VOID es posible gracias a la productora EYEBERG, fundada este año por Estefanía Amador Cabiedes y Eleno Gutiérrez, que se ha fijado como meta traer a México piezas de alto nivel artístico y acercarlas a nuevos públicos. A través de MOVES México, la iniciativa busca fomentar la educación estética entre niños y jóvenes, además de reducir la brecha que separa a las audiencias locales de las producciones internacionales más arriesgadas.
- El Dato: Wim Vandekeybus es cofundador de la compañía Ultima Vez en 1986, pionero de la “Ola Flamenca” en los años 80.
“La danza debe expandir la visión del mundo y mostrar el potencial expresivo del cuerpo. Si no logramos eso, nos quedamos cortos”, señalan sus fundadores.
Con VOID, Vandekeybus y su compañía Ultima Vez profundizan en un universo donde la individualidad y la diferencia no son defectos, sino motores creativos. Seis bailarines de distintas partes del mundo —Italia, Bélgica, Hong Kong, Alemania, Suecia y Francia— encarnan personajes inspirados en los llamados misfits, figuras excéntricas o marginales que desafían las normas sociales. La obra, de 90 minutos de duración y apta para mayores de 12 años, se estructura como un recorrido físico y sonoro por sus mundos interiores, donde lo extraño revela su costado más humano.
“Cada personaje de VOID ve el mundo desde su perspectiva única, y a través de ella exploramos temas sociales más amplios. Se trata de ahondar en los intrincados mundos interiores de personajes marginados, empatizar con su soledad y comprender sus dificultades. La sociedad a menudo nos condiciona a seguir una delgada línea de normalidad, etiquetando cualquier cosa fuera de ella como anormal. Sin embargo, la inconsciencia, los aspectos impredecibles de nuestro trabajo, son vitales”, comentó Vandekeybus en entrevista con La Razón.
La puesta en escena, con una escenografía minimalista diseñada por el propio coreógrafo, resalta los contrastes entre movimiento y silencio, entre presencia y vacío. La música original de Arthur Brouns —con matices de jazz neoyorquino y composiciones de Lander Gyselinck— crea un paisaje sonoro donde el cuerpo se convierte en palabra. “Intentamos que el movimiento funcione como lenguaje, que no sea solo estética, sino un medio para expresar lo que realmente llevamos dentro”, explicó el director.
El regreso a México tiene un valor especial para Vandekeybus, quien ha visitado el país en varias ocasiones con obras de alto impacto como Blush o In Spite of Wishing and Wanting. “Esta vez siento que el espectáculo es más sensible, más psicológico que los anteriores. Aquí hay una conexión muy fuerte con lo ritual, con lo teatral, y eso me entusiasma porque pienso que el público mexicano puede acercarse a VOID desde esa energía. En Europa la danza atraviesa un momento muy formal, muy minimalista, demasiado repetitiva; yo busco algo más cercano a la teatralidad, a lo maximalista, y creo que ese espíritu dialoga mejor con México”, afirmó.
EL MOMENTO QUE VIVE LA DANZA. El creador también reflexionó sobre la situación actual de la danza y los retos que enfrentan tanto artistas como programadores de festivales. A su juicio, el panorama internacional está marcado por la homogeneidad y la presión de las tendencias: “Antes los programadores no tenían un tema fijo y dejaban que los artistas propusieran. Ahora parece muy escolar: si no entras en la línea de lo que está in fashion, no tienes espacio. Es un límite demasiado simple. Y el arte debería abrir posibilidades, no cerrarlas”.
Para Vandekeybus, el futuro de la danza depende de aquellos que se atrevan a romper moldes. “No siempre los mejores bailarines son los mejores creadores. A veces son los que no encajan en la tradición quienes abren nuevos caminos. Yo empecé sin ser bailarín, y eso me permitió cambiar el medio en los ochenta. Hoy necesitamos lo mismo: artistas capaces de sorprendernos”, dijo con franqueza.
En ese sentido, también subraya la importancia de la formación, aunque no necesariamente dentro de las escuelas convencionales. “Las instituciones muchas veces forman con criterios demasiado rígidos. No se trata solo de enseñar técnica, sino de acompañar a los jóvenes para que encuentren su propia voz. Si de cien estudiantes hay cinco que logran abrir un camino distinto, ya es mucho. La danza necesita verdaderos creadores que cambien el idioma, no que lo repitan hasta el cansancio”.
VOID cuenta con el respaldo de instituciones internacionales como el Teatro KVS de Bruselas, el Festival Danseu y el Teatro Nazionale de Emilia Romagna, además de la Comunidad Flamenca. En México, la coordinación técnica está a cargo de Rodrigo Viteri y la producción ejecutiva de Arianna Suárez. La colaboración confirma la relevancia de esta pieza como un proyecto global que dialoga con públicos de distintas latitudes.
Con dos únicas funciones en la Ciudad de México, el 29 y 30 de septiembre, VOID se perfila como uno de los acontecimientos más destacados de la temporada cultural. Más allá del virtuosismo de sus intérpretes, la propuesta de Vandekeybus busca incomodar, provocar preguntas y devolver al espectador la posibilidad de mirar lo anormal con otros ojos.
VOID de Wim Vandekeybus
Dónde: Teatro Julio Castillo
Cuándo: 29 y 30 de septiembre
Horario: 20:30 horas
Precios: Desde 250 a 700 pesos