En Guanajuato, Guanajuato
El flautista y percusionista japonés estadounidense, Kaoru Watanabe, no sólo tiene el don de sumergir la música tradicional nipona en el jazz contemporáneo, la improvisación y la experimentación; es capaz de crear una atmósfera donde el público puede olvidarse de todo para dejarse llevar por la música, hacer una pausa entre su ajetreado día para tomarse un respiro en esta especie de ritual sonoro.
Eso ocurrió en la única presentación que hizo el domingo pasado en el Teatro Juárez de Guanajuato, donde los asistentes, al finalizar el concierto, se desbordaron en aplausos, gritos y ovaciones, algo poco visto al final de un espectáculo en estos días del Festival Internacional Cervantino.

Última misa de Mozart en una danza de pérdidas colectivas
- El Tip: Su habilidad para fusionar música lo ha llevado a trabajar con Wes Anderson, Mijaíl Barýshnikov y Laurie Anderson.
Acompañado por su proyecto musical Bloodlines Interwoven, Kaoru Watanabe trasladó a los presentes a un ambiente natural al emular el sonido de los pájaros con la pieza Bird Souls: Score for Flying. Los músicos caminaron entre las butacas del Teatro Juárez para incorporarse al escenario. Después, demostró su maestría en las percusiones con Heartstrings, en la que tocó los tambores japoneses con baquetas y con unos abanicos tradicionales.
No sólo fue el único instrumentista que cautivó durante el concierto, pues en Shape Shifting Bloodlines Suite, Maeve Gilchrist cautivó con la manera de ejecutar el arpa celta, que a veces tocaba con delicadeza, pero en otras, de forma frenética.
También resaltaron las voces de Alicia Hall Moran y Jen Shyu, ésta última ejecutando instrumentos tradicionales.
Los instrumentistas exploraron la herencia, la migración y la diáspora, entre la música tradicional japonesa en diálogo con el jazz, la ópera, los ritmos filipinos, la música árabe, el folk afroamericano y las músicas celtas.
Fue un concierto que va a las raíces y tal vez por eso no se siente como una presentación convencional; es una invitación a escuchar y dejarse llevar por la música que interpreta Kaoru Watanabe con Bloondlines Interwoven.
Antes de la presentación, como ocurrió en el recital de piano de Adrian Oetikier, uno de los asistentes ondeó la bandera Palestina, para manifestarse contra el genocidio en Gaza. Gritó “¡Viva Palestina!”. Los asistentes aplaudieron la acción.

