Nuevo libro de Gonzalo Celorio 

Ese montón de espejos rotos, la historia de una vocación literaria

En este libro reúne memorias fragmentadas de sus vivencias, desde su paso por el teatro hasta reflexiones sobre la vejez y la enfermedad; “el principio y el final sí son dolorosos, pero todo lo que está en el intermedio es muy apasionado”, dice a La Razón 

Ese montón de espejos rotos
Ese montón de espejos rotos Foto: Especial

El escritor Gonzalo Celorio recientemente publicó Ese montón de espejos rotos (Tusquets, 2025), que presentará en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Un texto en el que comparte memorias fragmentadas de sus vivencias, su paso por el teatro, sus clases con Juan José Arreola, el cáncer que padeció, sus reflexiones sobre la vejez y la enfermedad, la libertad que sintió cuando ingresó a la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM o cómo Edmundo O’Gorman se convirtió en uno de sus grandes maestros. En resumen y en palabras del autor, “es la historia de una vocación literaria”.

Cuenta en Ese montón de espejos rotos que en la preparatoria actuó en obras de Shakespeare y Schiller, entre otros autores más. Una experiencia juvenil enriquecedora, pues compartió con figuras que después serían imprescindibles dentro del teatro nacional, como el escenógrafo Alejandro Luna. Además, fue una vivencia que luego le dio tablas para impartir clases en la universidad.

“Fue una experiencia muy juvenil, muy entusiasta, me apasionó muchísimo. Pero después me di cuenta de que la gran pasión por el teatro era muy celosa y que yo tenía una fidelidad a mi vocación literaria. Llegó el momento en que no eran incompatibles. Opté por la creación literaria y la enseñanza de la literatura. Pero el teatro no nada más me gustó mucho en una etapa de mi vida, sino que me sirvió mucho para después poder ejercer la docencia, porque la docencia y el magisterio tienen de histrionismo. Mis clases eran un tanto teatrales, muy histriónicas, y me sirvió el teatro para no tener ningún tipo de temor de enfrentarme al público y siempre enfrentarse a un público pensante y crítico, como eran muchos de mis alumnos de la Facultad de Filosofía”, rememora Gonzalo Celorio en entrevista con La Razón.

También recuerda sus clases con Juan José Arreola, a quien admiró. “Fue verdaderamente maravilloso haber sido discípulo de Juan José Arreola, porque admiraba mucho su literatura; la sigo admirando. Era un profesor muy estimulante y yo recibí su espaldarazo en los inicios de mi vocación literaria para seguir adelante. Fue muy estimulante. Llegaba a las clases y decía: ‘Textos, textos, textos’. Uno le tenía que entregar el texto, él lo leía y él lo mejoraba al leerlo”, cuenta.

Ese montón de espejos rotos tiene aspectos festivos, pero también dolorosos. Estas memorias fragmentadas, al inicio no se concibieron como un libro, sino como textos sueltos que reunió de manera más o menos cronológica. Reflexiona sobre el invierno de la vida al envejecer y los libros que ya no leerá, comparte lo que significó que el director de la Academia Mexicana de la Lengua se quedara sin habla o cómo recibió la noticia de que padecía cáncer.

“El principio y el final sí son dolorosos, porque hablo de la vejez y de la enfermedad, pero todo lo que está en el intermedio, creo que es muy apasionado y a veces muy festivo, muy gozoso, que es sobre todo la literatura. Y el final es promisorio porque hablo de mi nieto. Me dio por poner eso al final porque abre una esperanza en el libro para las generaciones posteriores”, comenta.

Ese montón de espejos rotos

Autor: Gonzalo Celorio

Editorial: Tusquets Editores

Año: 2025

Ese montón de espejos rotos
Ese montón de espejos rotos ı Foto: Especial