Celebran 50 aniversario

Museo del Chopo, el templo de la rebeldía y la desobediencia

La directora Sol Henaro destaca que buscan atraer más a las infancias, jóvenes y adultos mayores; Rojo Córdova dice que este espacio tiene una “alquimia imposible”

Joven, ayer, afuera del Museo Universitario del Chopo.
Joven, ayer, afuera del Museo Universitario del Chopo. Foto: Adriana Góchez›La Razón

¡Llegó el cumpleaños 50 del Museo Universitario del Chopo! Aunque no abre los lunes y martes, ayer las puertas estaban de par en par, festivas. En la entrada recibió al público una persona de servicio social que representa lo que ha sido este recinto durante cinco décadas, pues lucía un peinado muy al estilo punk, una gargantilla gótica de picos, unos pantalones negros, botas y playera. Irradiaba rebeldía, como la que ha tenido este inmueble que ha recibido a rockeros, punks, darks, góticos, performanceros, raperos, miembros de la comunidad LGBTTTIQ+, feministas, slameros, vogueras o amantes de prácticas escénicas que salen de lo tradicional.

  • El Dato: En 2003, la artista Marta Palau recreó un animal volador para la exposición Zoologías Fantásticas. La pieza El vuelo de Quetzalcoatlus se vuelve a exhibir desde ayer.

Apenas se ingresaba ayer y a un costado estaban las Musas Sonaderas ofreciendo un set digno del festejo, apenas un tímido público comenzaba a raspar la pista. Y ya dentro de este templo de las prácticas desobedientes había una enorme escultura de Marta Palau (El vuelo de Quetzalcoatlus), restaurada hace unas semanas en vivo y a todo color, para compartir esta experiencia con los visitantes. En el inmueble caminaba el poeta-performer Rojo Córdova, quien más tarde presentó una mini obra de teatro escrita ex profeso para celebrar al Museo del Chopo. Cuando se le preguntó sobre la importancia del recinto, sin titubear expresó: “Es la unión de los contrarios peleándose, la alquimia imposible”.

“Es el lugar de todas las tribus urbanas, los slameros; los performanceros más salvajes en los años 90 estuvieron aquí, los raperos, los fanzines; es un lugar impresionante, fundamental. En 1986 fue la primera Semana de Cultura Gay; para que un lugar cultural diga ‘hace falta hablar de esta epidemia que está matando’, se necesitaban muchos huevos, muchos ovarios, y eso es algo que siempre ha tenido el Chopo. Se acerca a lo que otros lugares y otros virreinatos de la UNAM le tienen miedo. Sí viene aquí gente muy extraña, y al mismo tiempo, tenemos una colonia muy conservadora, la Santa María La Ribera”, expresó.

  • 10 horas estuvo abierto el museo ayer para celebrar su aniversario

También lejos de las formalidades, iba de un lado a otro la directora del inmueble, Sol Henaro, quien estuvo al pendiente de cada detalle del festejo. Cuando hizo una pausa, habló con La Razón sobre lo que ahora representa el Museo del Chopo, un lugar donde caben las “prácticas desobedientes, elásticas y porosas”. Por eso esta celebración se pensó para promover al museo “como un espacio de goce, de disfrute y de alegría”.

Hacia el futuro, Sol Henaro compartió la meta de fortalecer la audiencia del museo. “Una cosa que nos interesa mucho es inocular el deseo en las infancias, en los jóvenes y en los adultos mayores. Salirnos un poquito del segmento del adulto contemporáneo. Creemos que las infancias y las juventudes ahorita tienen un momento muy adverso; queremos que puedan entender que la cultura les pertenece y que puede ser algo que les acompañe en la vida”, resaltó.

  • 600 personas a la semana visitan en promedio este recinto

Otro de los desafíos para los próximos años es “seguir uno defendiendo la cultura, comunicando a las audiencias muy diversas, que sepan que el museo les pertenece, que somos corresponsables de mantener una salud de la estructura cultural del país y que entre más habitemos este tipo de recintos, más vamos a velar por su existencia en el tiempo”.