EL POETA, ensayista y editor Eduardo Hurtado (Ciudad de México, 1950 - 2025) falleció ayer a los 75 años en la Ciudad de México. Voz clave de la poesía mexicana contemporánea, lega una obra que se destaca por sus incursiones en los repertorios de la memoria, los enaltecimientos de la amistad y los tributos al paisaje, a través de un discurso elegante y culterano, con el cual se ganó el reconocimiento y respeto de los lectores y la crítica especializada. Su verbo, penetrante y recóndito, permanece vivo por la sutileza de su propuesta.
Entre sus cuadernos más representativos están Miscelánea (2021), Ocurre todavía (2016), Casi nada (2011), Las diez mil cosas (2005) —Premio Nacional de Poesía Carlos Pellicer para Obra Publicada—, Ciudad sin puertas (1991), Rastro del desmemoriado (1985), Ludibrios y nostalgias (1978) y La gran trampa del tiempo (1973), entre otros volúmenes. El acto poético como un diálogo lindante con la irradiación y la conciencia de estar despabilado sin importar los sedimentos de las sombras. “Algo circula, nutrido / por sustancias / que han reptado en la sombra. / Cavidad que intuye / afuera / un adentro / más claro y espacioso. / ¿Así ocurre nacer?”.
- El Tip: Eduardo Hurtado fue reconocido en 2005 con el Premio Nacional de Poesía Carlos Pellicer por su libro Las diez mil cosas.
A partir de imágenes primordiales, Hurtado supo configurar un cosmos donde todo se conjuga en proporción para conminarnos a sentir los espejismos del sueño, el futbol, el susurro de las hojas del otoño o el tintinar de los bronces de un convento. “Con luz de ahora / repican / las campanas. / Ayer es hoy / en su constancia / ciega. / En su cuerpo / se aloja / un espesor / de sombras, / que escurre / al desbordar / lo que las colma”.
“Versos escritos en voz baja para una sola persona, para un oído concreto, como confesiones susurradas”, así definió Fabio Morabito a la poesía de Eduardo Hurtado. La nostalgia se trenza con un erotismo de blanda avidez y húmedo polvo: “Tus caderas / arrasan los precipicios /del orden: el día / se anochece, / mañana vuelve ayer. // ¿Es por eso / que al separar / tus muslos / siento que me liquido /sobre tus almas?”.
“De la obra poética del entrañable Eduardo Hurtado, yo destacaría la poderosa y al mismo tiempo sutil penetración de su mirada (y de su oído perfecto) en los misterios cotidianos. De la celebración del futbol (en su ‘Oda a Garrincha’) y la gastronomía (‘El comensal’) a la del nacimiento de su nieta (en su libro Renata); Hurtado hizo del instante, de aquello que logramos percibir en él, una ventana abierta, diáfana y luminosa al mundo y sus diez mil cosas”, expresó para La Razón el poeta Hernán Bravo Varela.


