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Ballet Folklórico de Amalia Hernández y el reto de bailar con cubrebocas y caretas

El Ballet Folklórico de Amalia Hernández regresa al palacio de mármol el próximo 16 de junio; intérpretes trabajan emociones y condición física para reencontrarse con su público

Bailarines del Ballet Folklórico de Amalia Hernández, ayer, durante un ensayo previo a la función que ofrecerán en el Palacio de Bellas Artes.
Bailarines del Ballet Folklórico de Amalia Hernández, ayer, durante un ensayo previo a la función que ofrecerán en el Palacio de Bellas Artes.Eduardo Cabrera/La Razón
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“El cuerpo tiene que expresar porque no se ve la cara”, “no se ve tu rostro, pero tienes que proyectar energía con tu cuerpo” y “el cuerpo tiene que hablar, tiene que sonreír…” fueron las constantes sugerencias que recibieron los bailarines del Ballet Folklórico de Amalia Hernández, ayer en un ensayo previo a su función del próximo 16 de junio en el Palacio de Bellas Artes, a donde regresan tras casi un año y medio de encierro por la pandemia de COVID-19.

Una de las piezas que ensayan es la “Danza del venado”. Salen dos bailarines a escena y finalmente el gran protagonista, el artista que interpreta al venado herido. Esta vez ya no se aprecia el dolor reflejado en la expresión facial, como en una función previa a la pandemia. Ahora vemos al intérprete cubierto con un cubrebocas negro y una careta transparente.

Ensayo de "Danza del venado", ayer en el Palacio de Bellas Artes.
Ensayo de "Danza del venado", ayer en el Palacio de Bellas Artes.Eduardo Cabrera/La Razón
Un bailarín del Ballet Folklórico de Amalia Hernández, durante el ensayo de la "Danza del venado"
Un bailarín del Ballet Folklórico de Amalia Hernández, durante el ensayo de la "Danza del venado"Eduardo Cabrera/La Razón

¿Cómo expresar lo que el rostro ahora no puede “decirle” al público? Es la incógnita que el bailarín que interpreta al venado tiene que resolver. Usar todo el potencial de su cuerpo para comunicar y transmitir emociones a los espectadores, pero también controlar su respiración para evitar sofocarse mientras ejecuta la pieza, hacer un esfuerzo doble, tal vez triple, para dejar todo en el escenario después de casi un año y medio de no haber pisado un teatro y de que ha puesto en marcha al 100 por ciento su mente, sus emociones y su cuerpo.

“Ha sido muy difícil la cuestión de la condición física con el cubrebocas y la careta. Hemos tenido que trabajar además de lo artístico la parte de la expresión corporal, porque cuando estás mucho tiempo confinado, te encierras desde las emociones hasta lo físico, todo el tiempo los bailarines han entrenado, pero no es lo mismo”, explicó Viviana Basanta, directora artística del Ballet Folklórico de Amalia Hernández.

Para llegar al ensayo de ayer en el Palacio de Bellas Artes, los bailarines han tenido que hacer un esfuerzo enorme con el fin de tener la condición física adecuada para resistir una función con cubrebocas y caretas; pero también trabajar sus emociones para “hablarle” al público desde el cuerpo.

“Tenemos que trabajar los movimientos, luego vamos pasando a los dibujos, posteriormente a la cuestión artística porque todo tiene su momento, primero una parte, luego la otra, hasta llegar a cómo le vas a transmitir al público la emoción porque al traer cubrebocas y careta, la emoción tiene que llegar de otro lado, del movimiento, el cuerpo tiene que hablar, tiene que sonreír, tiene que estar serio. Es tener muy claro cómo vas a expresar tus emociones, no con la cara sino con el cuerpo”, señaló Basanta.

Por este motivo, cuando termina el ensayo de “Danza del venado” Basanta le dice al bailarín: “hay un momento en que te quedas estático, pero recuerda que el público no verá tu cara, entonces no puedes estar estático por mucho tiempo, tienes que proyectar energía, trabaja en eso”.

Un bailarín del Ballet Folklórico de Amalia Hernández, durante el ensayo de la "Danza del venado".
Un bailarín del Ballet Folklórico de Amalia Hernández, durante el ensayo de la "Danza del venado".Eduardo Cabrera/La Razón

Después los bailarines ensayan “Fiesta en Jalisco”. De nuevo la careta y cubrebocas impiden ver las sonrisas a las que estamos habituados, porque ejecutar esta pieza es justo eso: júbilo, celebración, felicidad y alegría, sólo que ahora todo eso se tiene que proyectar en el cuerpo y en la mirada. Hay que hacer pausas discretas para tomar un respiro y continuar.

“Más torso”, “ya se te fue la cuenta”, “estás llegando antes de tiempo”, “ahí aplauden para tomar un poco de aire” y “más energía” son las indicaciones que Viviana Basanta les da a los bailarines, quienes además de estas cuestiones técnicas también en el camino tienen que resolver ese acertijo que constantemente les reitera su directora: “hablarle al público con su cuerpo, que las emociones salgan de ahí”.

Ensayo del Ballet Folklórico de Amalia Hernández, ayer.
Ensayo del Ballet Folklórico de Amalia Hernández, ayer.Eduardo Cabrera/La Razón
Bailarines del Ballet Folklórico de Amalia Hernández, ayer, durante un ensayo previo a la función que ofrecerán en el Palacio de Bellas Artes.
Bailarines del Ballet Folklórico de Amalia Hernández, ayer, durante un ensayo previo a la función que ofrecerán en el Palacio de Bellas Artes.Eduardo Cabrera/La Razón

El desafío no es sencillo, pero a pesar de que sus rostros están cubiertos y de su cansancio, al verlos se siente su deseo de volver a reencontrarse con el público, la energía que durante 15 meses se contuvo en la casa de cada uno de ellos.

Este miércoles 16 de junio, los bailarines del Ballet Folklórico de Amalia Hernández vuelven al Palacio de Bellas Artes y seguramente su esfuerzo será recompensado con aplausos. Esa emoción de este regreso será compartida con su público. Hallarán la manera de “romper” la barrera del cubrebocas y careta para llegar al corazón de cada uno de los espectadores.

AG