Un músico que mueve emociones

250 años de Beethoven, el compositor que buscó la hermandad

El director de Orquesta Iván López Reynoso destaca que a través de sus piezas trasciende épocas, fronteras, razas e ideas políticas; el también pianista alemán está presente en la literatura, la música, la pintura y la danza

Ludwig van Beethoven
Ludwig van BeethovenIlustración: Gerardo Núñez, La Razón
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Durante la Revolución Francesa y la caída del Muro de Berlín la Novena Sinfonía de Ludwig van Beethoven se convirtió en un himno y del otro lado del continente europeo, en América Latina, el último movimiento, la Oda a la alegría, se volvió un símbolo para los jóvenes que luchaban contra la dictadura de Augusto Pinochet en Chile; y en la Segunda Guerra Mundial, con la Quinta Sinfonía, los franceses reivindicaron su libertad ante la invasión de Alemania, la tierra que vio nacer al también pianista. Paradojas de la vida.

En ambas composiciones de Beethoven, de quien este miércoles se cumplen 250 años de su nacimiento, existen dos poderosos mensajes: en la Novena Sinfonía, la hermandad de la humanidad; y en la Quinta, la lucha del ser humano y la manera en que enfrenta al destino.

En el cuarto movimiento de la Novena, Beethoven se basó en la Oda a la alegría, del poeta Schiller, “quien en lugar de utilizar ‘freude’ (alegría), tenía la intención de usar ‘freiheit’ (libertad), pero en aquel entonces hacer explícita la idea de libertad en medio de estas convulsiones en Europa, que sabemos van a desencadenar la Revolución Francesa, era peligroso mencionar abiertamente la palabra”, explicó a La Razón Roberto Ruiz Guadalajara, pianista y quien imparte el curso Las nueve sinfonías de Beethoven en Cultura UNAM.

El experto resaltó que Beethoven le hizo unas adecuaciones al poema de Schiller y en su texto “se exalta de manera muy clara la libertad, claro, siempre mencionada como la alegría. Está hablando de una unificación de la humanidad”.

Qué humillación cuando el que estaba a mi lado escuchaba una flauta y yo no oía nada, o cuando el otro oía cantar al pastor y yo tampoco podía escucharlo, sucesos como estos me llevaban a la desesperación y poco faltó para que yo pusiera fin a mi vida, sólo el arte me detuvo, me parecía imposible abandonar el mundo sin haber realizado cuanto debía y así prolongué esta vida miserable, en verdad miserable

Ludwig van Beethoven, Compositor

A lo largo de los siglos la música de Beethoven, añadió el director de orquesta Iván López Reynoso, “transciende tiempos, fronteras, razas, ideas políticas; va mucho más allá de una latitud, de una mentalidad o de una generación: es universal. Le habla del ser humano al ser humano, le habla directamente al hombre a través de sus emociones. Sin duda, cumpliendo 250 años en 2020, su música es tan actual y tan poderosa”.

Y es verdad. El también director de orquesta alemán está presente en La naranja mecánica, de Stanley Kubrick, principalmente cuando a Alex lo obligan a escuchar una versión electrónica del segundo movimiento de la Novena Sinfonía; pero también en la osada coreografía de Maurice Béjart, a quien lo tomaron por loco cuando quiso llevar a la danza dicha pieza; está el El pianista, de Roman Polanski, con la Séptima; en la cinta de Disney Fantasía se escucha parte de la Sexta, pero también está en obras de Thomas Mann y Balzac.

Andy Warhol lo retrató; Salvador Dalí dibujó el Cráneo de Beethoven; para T. S. Eliot fue fuente de inspiración en Four Quartets; pero también en un poblado purépecha en Nurio, Michoacán, hay un maestro llamado Beethoven porque sus papás quisieron honrar así al autor de Fidelio.

“Su lenguaje, su manera de transmitir las emociones y los estados de ánimo en la música lo hacen capaz de romper fronteras y barreras culturales y socioeconómicas, porque al igual que le habla a los filósofos o a los médicos, también a las comunidades indígenas, a los niños, a los adultos mayores; y ésa definitivamente es una virtud, la inclusión, todo mundo puede escuchar, disfrutar y emocionarse con sus composiciones”, indicó López Reynoso.

Beethoven le habla a José Abel, comerciante de 59 años, a quien escuchar la Quinta de Beethoven o el cuarto movimiento de la Novena lo “hace sentir diferente”; a Leilani, comunicóloga de 31 años, para quien la Novena “es la pieza más hermosa que te lleva de la oscuridad o el temor, a la alegría o a la luz”; a Marcos, de 30 años, quien con Claro de luna o la Sonata para piano No. 8, cierra los ojos y se traslada a su infancia, cuando su mamá solía escuchar esas piezas.

A Griselda, ama de casa de la colonia Patios de la Estación, en Cuernavaca, para quien la música de Beethoven la ayuda a “desestresarse” de la rutina diaria; a Lucía, mamá de 28 años, quien considera que el compositor “te lleva a sentir la música”; y también a Mariana, maestra universitaria de 31 años, quien describe al compositor como un “rockero en su tiempo y rebelde”.

Beethoven también se ha convertido en inspiración pues, a pesar de su sordera, transformó la música, en la cual “refleja esa voluntad de enfrentar esa situación, esa lucha contra lo que el destino le había deparado; por eso, ésta tiene tanta fuerza e impacto, que uno puede sustraerse a ese momento, se siente impulsado a seguir adelante”, señaló el pianista Ruiz Guadalajara.

Para los músicos de todas las generaciones sus piezas son una fuente de conocimiento, “tanto de la interpretación como de la composición; su obra ha impactado, no solamente por su encanto, lo que nos llega a un nivel estrictamente emocional, sino intelectualmente es una música profundamente rica”, agregó.

Hoy nadie duda que Beethoven fue un genio revolucionario: “Para mí es el último compositor clásico y el primer romántico. Tenía toda la innovación de escribir con un nuevo estilo, lenguaje, visión de la orquesta, de los instrumentos, de la sonoridad.

“Se atreve a romper esquemas, a ir mucho más allá y es por eso que se considera el primer gran romántico que experimenta con estas nuevas texturas, de ir contra de las tendencias del pasado y ver hacia el futuro con innovación y con ideas frescas, atrevidas muchas de ellas, eso es lo que hace que se le considere como un parteaguas de la escritura sinfónica”, resaltó López Reynoso.

Hoy que se cumplen 250 años del nacimiento de Beethoven, ¿quién no lo ha escuchado?, ¿quién no se ha conmovido?, ¿quién no ha llorado? o ¿quién no ha reído?

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