Obra inédita de García Márquez

José María de Tavira presta su voz a En agosto nos vemos

El actor comparte su experiencia de narrar la última novela del Premio Nobel de Literatura en su versión de audiolibro; 35 mil ejemplares se han comercializado en formato físico, ocupa los primeros lugares en ventas

El histrión, en la grabación del audiolibro (arriba) y ayer al narrar la obra.
El histrión, en la grabación del audiolibro (arriba) y ayer al narrar la obra.Foto: Especial
Por:

Luego del exitoso lanzamiento en formato físico de la última novela de Gabriel García Márquez, En agosto nos vemos, editorial Planeta presenta esta obra inédita del escritor en versión audiolibro para México, Centroamérica y República Dominicana, narrada por el actor José María de Tavira.

Con una duración de dos horas y media y capítulos cortos, la obra “es un formato muy afortunado, muy adecuado al ritmo y al estilo de vida de las personas del siglo XXI”, describió el histrión.

“El audiolibro tiene un encanto particular en el que puedes tener la sensación de que te lo están contando a ti personalmente al oído. También te puede recordar cuando te contaban cuentos de niño. Es una experiencia muy íntima, pero muy moderna y muy antigua al mismo tiempo”, dijo José María de Tavira al describir su experiencia trabajando con la obra de Gabo, tras la lectura de algunos fragmentos de la novela en la Casa Estudio Cien Años de Soledad, sitio donde el autor colombiano escribió su obra maestra.

El actor comentó que narrar En agosto nos vemos significó un privilegio para él, ya que disfruta de adentrarse en los libros, del estudio de grabación y discutir la interpretación con sus colegas. “Si hago un audiolibro es más o menos como el cine o la televisión, igual voy a tener el contacto con el público”, declaró.

El histrión, en la grabación del audiolibro (arriba) y ayer al narrar la obra.
El histrión, en la grabación del audiolibro (arriba) y ayer al narrar la obra.Foto: Especial

Si bien, no se reconoció como un lector apasionado de Gabo, el intérprete señaló que la experiencia con esta novela fue “maravillosa”, ya que a través de la lectura pudo experimentar las vicisitudes del Premio Nobel de Literatura en su última obra.

“Fue una experiencia increíble, porque tuve contacto con un viejo maestro dando las últimas, ya en los trazos más elegantes que toda su carrera y su experiencia puede dar, y al mismo tiempo verlo trastabillar un poco, de repente como un viejo actor en el escenario que puede decir los parlamentos de la manera más maravillosa y, sin embargo, se equivoca. Es muy hermoso experimentar eso”, expresó.

Por su parte, Norma Rufrancos, gerente del Área Digital de editorial Planeta, comentó que fue un privilegio trabajar con José María de Tavira, ya que se logró una narración impecable. “Con él la verdad es que todo fluye, sabe perfectamente el oficio y lo hace de una manera extraordinaria, estamos muy contentos con el resultado”, dijo.

Asimismo, declaró que tanto el libro físico como el digital han funcionado muy bien debido a que “son formatos diferentes que van a públicos totalmente distintos, entonces lo que nosotros queremos hacer teniendo el libro físico, el electrónico y el audiolibro es abarcar todos los formatos para que toda la gente pueda tener acceso a ellos”.

Por su parte, Carmina Rufrancos resaltó que desde la publicación de En agosto nos vemos el mes pasado se han comercializado 35 mil ejemplares de un primer tiraje de 50 mil, colocándose como el libro de literatura escrito en español que ocupa los primeros lugares de venta en el país, destronando al género de no ficción, que en los últimos años había encabezado la lista.

Santuario de cien años de soledad

En un recorrido por la Casa Estudio 100 Años de Soledad, donde vivió Gabriel García Márquez en la Ciudad de México, ubicada en la colonia Lomas de San Ángel Inn, se pudo conocer a detalle el espacio donde se gestó su obra más reconocida, Cien años de soledad, así como diversas anécdotas.

Geney Beltrán, coordinador ejecutivo de la Casa Estudio 100 Años de Soledad, explicó que el inmueble fue donado por la hija de Luis Coudurier, casero del autor de La hojarasca en 1965, cuando el escritor y su familia se establecieron ahí.

“Gabo tomó la decisión de dejar sus empleos, reunir sus ahorros, entregárselos a Mercedes Barcha (su esposa) que los tendría que administrar para que duraran todo el tiempo que tardara en escribir la novela”, compartió.

La casa es pequeña y consta en la planta baja de un pequeño estudio que García Márquez bautizó como “La Cueva”, donde a lo largo de 18 meses estuvo trabajando todo el día en la novela, convirtiéndose en “el santuario de la familia Buendía”.

En la parte alta se encuentran tres habitaciones, entre estas, una donde dormían Gabo y Mercedes Barcha, en la cual el escritor lloró por dos horas después de lograr “matar” al coronel Aureliano Buendía, de acuerdo con Geney Beltrán.