Nostradamus y los nazis

Nostradamus y los nazis
Por:
  • larazon

En el verano de 1934, el doctor Max de Fontbrune recibió a un hombre desconocido en su consultorio de Sarlat. No se trataba de un paciente, sino de un bibliófilo según le dijo. Había viajado desde París con el propósito de tratar con él acerca de una traducción, pues el doctor era también un especialista en latín y griego.

Se trataba de un libro especial: Prognostication/ nouvelle & prediction por tenteuse pour composee pair maistre Michel Nostradamus, docteur en medicine, de Salon de Craux en Provence, nommee par Ammianus Marcelinus. Era la primera edición de Lyon publicada en 1554 por el impresor Iean Brotot de las centurias, los versos proféticos del célebre Nostradamus.

El frontispicio era muy bello; a pesar de la requisitoria contra los astrólogos y los magos realizada por el vidente en una carta a su hijo César —como una cura en salud frente a la Inquisición— los dibujos eran grabados en madera de símbolos zodiacales y de instrumentos mágicos como un podio para consultar en un libro mágico los secretos de la clarividencia.

El doctor de Fontbrune también gustaba de los libros antiguos. Esta era una joya, pues muchas de otras ediciones del mismo siglo XVI no eran completamente fieles a los textos originales. Se reunían en este libro las predicciones nostradámicas escritas en latín con algunas partes en griego, lo cual permitía evitar los errores de malas traducciones posteriores.

El bibliófilo convenció al doctor de Fontbrune a realizar una nueva traducción de las centurias. Un trabajo emprendido principalmente por el interés literario pues la complejidad en nombres, símbolos y referencias de las cuartetas, convertían en un reto su traslado al francés buscando, lo más posible, no se perdiera la cadencia original de los versos en latín.

El dueño de esa primera edición dejó una tarjeta con su nombre y una dirección que a la postre resultaron falsos. Este personaje desapareció así misteriosamente de la escena dejando el valioso libro en posesión del doctor de Fontbrune, quien se aplicó a la traducción cuya primera versión sería publicada en 1938.

Un año después de esta historia, otro traductor trabajaría también con un ejemplar de esta obra, pero con un fin distinto. Se trataba del esotérico suizo Karl Ernst Kraft. Su misión era acomodar las centurias para coincidir favorablemente con la causa de Adolfo Hitler, quien había conocido algunas de las cuartetas que auguraban supuestamente su advenimiento.

Kraft, dedicado a la astrología, se había relacionado con la Gestapo al predecir en 1939 el atentado de Georg Elser contra Hitler, conocido como la Explosión de la Cervecería, pues este ingeniero suabo colocó ahí de manera fallida una bomba la cual explotó después de la retirada del dictador.

Joseph Goebbels se propuso usar para la propaganda la traducción de Karl Ernst Kraft del libro de Nostradamus. Una primera edición restringida de 300 ejemplares se distribuyó en la primavera de 1940 entre miembros de la élite nazi. Esto lo relata el historiador ocultista británico Ellic Howe en su raro libro titulado Los niños de Urania.

Este autor fue también espía y participó en el Departamento de Guerra Sicológica dependiente del M15 en Londres dirigido por el húngaro Louis de Wolh donde se interpretaban a los astrólogos alemanes consultados por los líderes nazis, se falsificaban revistas ocultistas para provocar desinformación las cuales se enviaban clandestinamente detrás de las líneas enemigas, e incluso se hacían operaciones de espionaje a través de “viajes astrales” como los de la medium Anne, esto de acuerdo a un libro, Mujeres en el espionaje, de J. Bernard Hutton, funcionario del gobierno checoslovaco quien conoció a esta agente tan especial .

El problema con el libro de Kraft comenzó cuando alguien comparó su versión y la publicada en francés dos años antes por el doctor de Fontbrune. Las centurias que podían relacionarse con la guerra en Europa y con Hitler y

Mussolini eran completamente desfavorables en la traducción e interpretación de Fontbrune quien auguraba la invasión alemana de Francia a través de Bélgica y el surgimiento de un general quien con la ayuda de aliados retornaría victorioso para liberar a su país del dominio germano (esta alusión adelantada a Charles de Gaulle, junto a las referidas a la derrota de Hitler, contribuiría a renovar después de la guerra el prestigio profético de Nostradamus).

Durante la ocupación alemana de Francia, la Gestapo además de dedicarse a la persecución de los judíos y a buscar miembros de la Resistencia, tuvo una sección especial dirigida por Helmut Knochen para tratar asuntos secretos como buscar la sede del Kahal, apoderarse de los archivos de la francmasonería y decomisar libros peligrosos, tales como la traducción de Nostradamus del doctor de Fontbrune, quien habría de morir plácidamente diez años después de terminada la guerra, creyendo ser un predestinado.

Su hijo, Jean-Charles de Fontbrune —quien acaba de morir en diciembre pasado— continuó su obra y fue autor de un libro muy exitoso en los ochenta, Nostradamus, historiador y profeta. En su última obra alegaba por cierto acerca de la predicción nostradámica de la crisis financiera mundial como un preludio apocalíptico.

El traductor contraparte de Max de Fontbrune, el suizo mistificador Karl Ernst Kraft, tuvo un final trágico. Después de caer de la gracia de los nazis quienes lo acusaron de ser en realidad un agente doble al servicio de los británicos, fue quemado vivo en el campo de concentración de Dachau, unos días antes de la llegada de los Aliados.

Obras representativas

» Interpretación de los jeroglíficos de Horapollo (1527)

» Pronósticos y Almanaques (1550)

» Pronósticos / novela y predicción por el compositor maestro Michel Nostradamus (1554)

» Epístola a César (1555)

» Tratado de maquillajes y mermeladas (1556)

» Las Verdaderas Centurias astrológicas y Profecías del Maestro Michel Nostradamus (1556)

» Paráfrasis de C. Galen (1557)

» Espístola a Enrique II (1558)

» Tratado de la peste (1558)

» Testamento o Espístola tercera (1566)

Otros

» Nostradamus: Cartas inéditas (1983), de Jean Dupèbe