La mezzosoprano Malynalli Hernández interpreta la canción “Flor de Azalea” en el Mausoleo El Rabito, en la Unidad Habitacional Tlatelolco. Los habitantes de los edificios que hay alrededor comienzan a asomarse por sus ventanas. Algunos observan abrazando a sus perritos y otros se van a preparar un café para escuchar el concierto.

La letra de la canción que dice “A tu ventana llega para ver a través del cristal/ Y despertarte muy dulcemente si aun estás dormida” pareciera estar dedicada a los jóvenes y adultos que primero disfrutan con timidez, pero después de unos minutos aplauden. Una señora desde la ventana de un segundo piso lanza un “¡bravo!”

También hay curiosos que al escuchar la música se acercan con sana distancia. Una de ellas es la señora Leticia Berro, quien espera a su hijo afuera de la Clínica del IMSS número 27: “Son importantes actividades como ésta, porque sí distraen y despejan; mucha gente ha tenido pérdidas y problemas familiares. Me siento muy relajada”, dice a La Razón.

Otro es el señor Miguel Bruno Vázquez, de 72 años y vigilante en un estacionamiento cercano a la zona. “Para la gente que ha estado encerrada esto es bueno para la vida, porque con esto que ha pasado con la pandemia hay mucha gente triste, personas en casa que no tienen nada con qué divertirse. Me siento bien, me sacó de la tristeza, como que uno se anima más”, expresa a este diario.

El recital A los compositores que ya partieron, a cargo de Dharma Canticum y el músico Joel Olmedo Garrido, que tuvo lugar este fin de semana, forma parte del Programa de Reactivación Cultural en la Ciudad de México, a cargo de las secretarías de Cultura federal y local, a través del cual acercan a las personas al arte y apoyan —en una primera etapa— a mil 263 creadores afectados por el coronavirus.

Se trata de un plan alternativo para reanudar las presentaciones artísticas, en un momento en que las salas de concierto siguen cerradas y los teatros —los pocos que han reabierto— luchan porque el público vuelva a estos recintos.

El programa que inició el pasado 27 de septiembre y que cuenta con una inversión de 20 millones de pesos, continuará hasta el 25 de octubre y las próximas paradas son las unidades habitacionales El Rosario, en Azcapotzalco, el 17; y Vicente Guerrero, en Iztapalapa, el 18; finaliza en la alcaldía Tlalpan, los días 23, 24 y 25.

Además del recital que se ofreció a los habitantes de la Unidad Habitacional Tlatelolco, también la actriz Belén Mercado presentó una lectura dramatizada de una versión corta de la obra Jautulib Indierd, de Misael Garrido.

Ésta fue la primera presentación ante público presencial de la intérprete. Belén Mercado se paraba en el improvisado escenario y utilizaba utilería como un sombrero de marinero, un casco y una capa; se movía de un lado a otro de la explanada. Alzaba el micrófono y le hacía preguntas al público que la veía desde sus ventanas, logrando así involucrar a los espectadores.

PIDEN QUE ARTE SEA PRIORIDAD

Los creadores que participaron en esta jornada del Programa de Reactivación de la CDMX señalaron no estar de acuerdo de que en la capital del país primero se hayan abierto espacios como los centros comerciales y restaurantes; y después se haya permitido la reapertura de los teatros.

“Entiendo que una parte de la economía se tiene que reactivar, pero lo que no comprendo es que es muy selectivo. Sí hay partidos de futbol y no hay conciertos; vas en un avión repleto, no hay sana distancia, y no puedes hacer un recital; para mí son incongruencias”, expresó Mauricio Barajas, de Dharma Canticum.

Por su parte, el músico Joel Olmedo indicó: “Considero que sí ha sido selectiva la manera de regresar a la nueva normalidad y la cultura tiene que tener más espacios, hay muchos lugares públicos donde se pueden ofrecer recitales; sería fundamental”.

Finalmente, la actriz Belén Mercado dijo: “No estuve de acuerdo con la forma en que se dio la reapertura, porque me parece más importante el arte y la cultura que ir a un centro comercial a comprar un vestido. El arte ayuda a un desarrollo integral; ahorita me parece muy relevante reforzar el sentido de comunidad, sanarnos, reconocernos a través de las historias que el arte cuenta”.