La preparación atlética de un jugador profesional de futbol americano no está en duda. La NFL demanda fortaleza y velocidad más allá del promedio. Pero algunos no se conformaron sólo con brillar en los emparrillados, sino también en el atletismo, en algún momento de su vida.
Sobre eso platicaron en exclusiva para La Razón Malcolm Smith y Taiwan Jones, quienes estuvieron de visita en México como parte de la promoción para el partido que jugarán los Raiders de Oakland ante los Texanos de Houston el próximo 21 de noviembre en el Estadio Azteca, dentro del calendario de la temporada regular 2015-2016.
“Definitivamente me ayudó, el atletismo era una de esas cosas que odiaba hacer, pero que al final me dejaba feliz por los resultados. Las condiciones son diferentes, reta a tu cuerpo en muchas formas”, reconoce el corredor Taiwan Jones.
“Sí, sí creo que ayuda. Tienes que ser rápido en el futbol americano, tener velocidad definitivamente te da una ventaja”, complementa Malcolm Smith.
Eventualmente ambos, al igual que muchos chicos, dejaron el tartán y se enfocaron en el emparrillado.
“Vengo de una familia de atletas, pero el futbol americano siempre estuvo ahí. No puedo explicar por qué, siempre me apasionó más y fue más natural para mí (elegir el futbol americano)”, reconoce Jones.
“Yo solo dejé de ganar y dejé de correr. Así fueron las cosas”, agrega Smith.
Precisamente Smith, quien juega como linebacker y logró tener una marca personal de 10.80 segundos en los 100 metros planos en la preparatoria, recuerda la carrera más trascendental de su vida, pero que se dio en un emparrillado: en el Súper Tazón XLVIII, con los Halcones Marinos de Seattle, le interceptó un pase a Peyton Manning y haciendo gala de su velocidad, no tan común en su posición, corrió 69 yardas hasta la zona de anotación.
“Puse mi mente en blanco”, recuerda Smith sobre esa acción en particular, parte de su memorable actuación que le valió ser el Jugador Más Valioso de aquel Súper Tazón.
Aunque decidieron enfocarse al futbol americano al entrar a la universidad, hay casos de éxito de futbolistas en la pista y el campo.
En la actualidad, está el del receptor abierto de los Bills de Búfalo, Marquise Goodwin, quien ganó la medalla de plata en el salto de longitud de los pasados Juegos Panamericanos Toronto 2015, además de haber participado en los Olímpicos Londres 2012, donde clasificó a la Final y terminó en décimo lugar, con registro de 7.80 metros.
De hecho, la marca personal de Goodwin le valió la clasificación a los Juegos de Londres, con 8.33 metros, que equivalen a poco más de nueve yardas, casi el largo de la zona de anotación, que mide 10. Un año después fue elegido en el Draft por los Bills.
Ir del oro olímpico al campo de la NFL
Ser campeón olímpico de los 100 metros planos fue, al menos en los años 60, una puerta de entrada a la NFL.
El primer hombre en la historia que los corrió en menos de 10 segundos, Jim Hines, fue seleccionado en el Draft de 1969 por los Delfines de Miami, un año después de ganar la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de México. El velocista mantuvo en su poder el récord mundial de 9.95 segundos hasta 1983, pero su carrera como receptor abierto en la NFL fue efímera, de apenas dos años, uno en Miami y otro con los Jefes de Kansas City.
Quien tuvo más éxito en los emparrillados fue su antecesor, Bob Hayes, campeón del hectómetro en Tokio 1964. Después de aquella hazaña, jugó con los Vaqueros de Dallas entre 1965 y 1974, con los que incluso ganó un Súper Tazón, y en 1975 con los 49’s de San Francisco.

