Boston se regocija en la sapiencia de sus universidades, sus centros de investigación, empresas farmacéuticas y su alta tecnología. Sin embargo, hay algo que pone a esta ciudad en los ojos del mundo en cada primavera: su maratón.
La historia de este certamen comenzó cuando funcionarios de la “Boston Athletic Association” (BAA), quienes trataron a los atletas de los Olímpicos en Grecia llevaron La maratón a Boston, el cual fue planeado desde el viaje en barco del Viejo Continente a Estados Unidos. Finalmente, el 19 de abril de 1897 dio inicio. Constó de una distancia de 39.2 kilómetros, siendo el primero en su materia, de todos los que ocurren alrededor del mundo.
Inicialmente la ruta trazada se parecía mucho al trayecto ateniense, aunque era 250 metros más corto. De quince participantes llegaron a la meta ocho. El ganador con 2 horas, 55 minutos y 10 segundos fue John J. McDermott. En 1924 se cambió la distancia por la Organización Atlética Internacional a la del maratón actual que consta de 42.195 km.
Este evento está nutrido de mucha historia; como cuando en la edición del centenario, en 1996, superó los 38 mil competidores (actualmente se aceptan 30 mil), o como cuando en 1952, el guatemalteco Mateo Flores se convirtió en el primer latinoamericano en ganarla; lo hizo con zapatos de vestir, de ahí que el Estadio Nacional de Guatemala lleve su nombre.
Roberta Gibb, en 1966, fue la primera mujer en ganarlo; en ese momento la competencia era exclusivamente masculina, por lo que su carrera no fue reconocida. Pionera en muchos aspectos, es, también, la primera en reconocer oficialmente la categoría de silla de ruedas. Lo hace desde 1975, con el triunfo de Bob Hall.
Pero también tiene capítulos oscuros, como cuando Rosie Ruiz, una aficionada, se metió sobre los metros finales en 1980 y fue proclamada ganadora.
Y cómo dejar afuera lo que pasó en 2013, cuando un atentado terrorista dejó tres muertos y cientos de heridos. Así, la maratón de Boston, la más antigua del mundo, ha atravesado guerras mundiales, crisis financieras, Guerra Fría y nada la ha detenido, en ningún año y este 2019 no será la excepción.

