“Consúmase bajo su propio riesgo”

Una película de Minecraft, cine de videojuegos

La cinta se basa en la popular creación del programador sueco Markus Persson; el carisma de Jack Black y su conexión con Jason Momoa son lo más rescatable de la ficción

El cartel promocional de la película dirigida por Jared Hess. Foto: Especial

Es irónico que, en el caso de Minecraft, videojuego que se ha convertido en uno de los más vendidos de la historia enarbolando por casi quince años la creatividad e imaginación como una forma de entretenimiento, en su traslado a la pantalla grande carezca casi por completo de ambas.

Porque, aunque es cierto que en el aspecto visual existe un minucioso traslado del tipo de universo cúbico que le ha dado identidad, luciendo criaturas y otros monstruos inútiles, pero que por momentos son algo simpáticos, por otro lado, nunca sacan provecho de la dinámica de construcción que pudo haber dado para retos espaciales divertidos y hasta ingeniosos.

Prefirieron convencionalizara través de persecuciones y combates de rutinaria ejecución, lo que pudo ser un absurdo bastante disfrutable.

Por si fuera poco, la trama la estructuran apostando por la gastada fórmula del héroe entre mundos, sin esforzarse lo más mínimo en sortear los lugares comunes u ofrecer alguna variante.

Dan muchísimas cosas por entendido en el trayecto lleno de conveniencias, incluyen desde la consabida “traición” de una amistad que nunca llegan a desarrollar, hasta el más que predecible “momento Han Solo”, y de paso dar un mensaje simplón sobre el miedo a crecer, la aceptación y el bullying.

La cinta retrata la historia de un adulto que, tras abrir un portal dimensional, había decidido quedarse a vivir en una región fantástica donde con poco esfuerzo puede pasarse la vida construyendo sin límite y también sin sentido.

Sin embargo, este lugar luego se ve amenazado por las hordas del inframundo lideradas por una bruja ambiciosa, y para salvarlo él tiene que unirse a un niño inadaptado y sus peculiares compañeros.

Lo único que sostiene a esta ficción es la estridente presencia y carisma abrumador de Jack Black —Escalofríos (2015)—, quien, pese a todo, logra cierta química con un Jason Momoa —Aquaman y El Reino Perdido (2023)— que no se cansa de repetir haciendo del cliché de la autoparodia su principal recurso —pareciera que según la película sólo cambia el chip de “bueno” a “malo” y viceversa—, lo que redunda en algunos chistes funcionales, amén de que el personaje de este último protagoniza un par de secuencias con múltiples referencias a la época análoga de las arcades y la cultura retro pop, entregando así la respectiva carga nostálgica.

Minecraft, que fue dirigida por Jared Hess —Telma, la unicornio (2024)— y que tuvo un costo de 150 millones de dólares, es una comedia de aventuras muy adornada pero demasiado básica y premeditada.

Es una película sólo recomendable para incondicionales del videojuego que no sean nada, pero nada exigentes, y por supuesto fans acérrimos de quien también diera voz a Po en la franquicia de Kung Fu Panda y Bowser en Super Mario Bros (2023), pero nada más.

Se trata de una de esas producciones de “consúmase bajo su propio riesgo, y olvídese después”.