Hacen camino como productoras 

Mujeres toman las riendas en el Hip hop latinoamericano

Adriana Dávila reúne en Hip hop, mujeres diversas y saberes, experiencia de raperas de México, Chile, Guatemala...; abordan luchas frente a escenas masculinizadas

Las hijas del rap, en una foto promocional Foto: Especial

En Ciudad Juárez, Chihuahua

Cómo las mujeres se han abierto camino en la escena del hip hop en Latinoamérica es parte de lo que aborda el libro Hip hop, mujeres diversas y saberes (Leviatán, 2024), coordinado por Adriana Guadalupe Dávila, quien reúne las historias de intérpretes e investigadoras que se han dedicado a impulsar este género.

“A través de estas historias que comparten en el libro se puede conocer cómo ha sido la unión de estas mujeres, cuáles han sido sus propias luchas frente a escenas muy masculinizadas, cómo se han construido espacios, se han apropiado de lugares que han sido de ellas, pero pocas veces lo han permitido chicos que minimizan sus prácticas o las hacen sentir que lo hacen por moda, que en algún momento van a dejar de rapear”, comentó a La Razón Adriana Guadalupe Dávila Trejo, quien presentó el título en la Feria del Libro de la Frontera, en Ciudad Juárez, Chihuahua.

Destacó que las mujeres en el rap también se han convertido en productoras, gestoras y talleristas, actividades que les han permitido abrirse camino en el hip hop y construir uno menos complejo para las intérpretes más jóvenes.

  • Hip hop, mujeres diversas y saberes 
  • Coordinadora: Adriana Guadalupe
  • Dávila Trejo 
  • Editorial: Leviatán  Año: 2024

“Lo que quieren dar a entender es que estas luchas han valido la pena, para que muchas otras chicas que van a ser raperas sepan que hay caminos que se han recorrido, que esos saberes están a disposición”.

En el libro se incluyen historias de raperas e investigadoras de México, Argentina, Colombia, Chile y Guatemala. Comparten cómo encontraron el hip hop y la manera en que éste ha servido, ya sea para hacer catarsis de manera lúdica o para poner en sus letras demandas feministas o de defensa de sus territorios.

Se incluye a Gabriela Bolten, de Guatemala, quien “habla de cómo observa que los espacios separatistas como tal ya no funcionan, puesto que el hip hop engloba muchos saberes, cuerpos, experiencias. Empieza a abordar esta interseccionalidad que la cruza ella como rapera, pero también otros objetivos políticos, hablando de Guatemala, un territorio de posguerra, de la criminalización de las juventudes. Cómo el rap la ha ayudado a sanar y cuestionar otras prácticas”, dijo.

Está el caso de Lucía Vargas de Colombia, narrando cómo hacer giras en Europa con su grupo Naturaleza suprema, le ha permitido encontrarse con historias de connacionales que huyeron por violencia.

“Con Naturaleza suprema han podido conectar con esas historias desde la migración, el desplazamiento. Ha sido un espacio de mucha catarsis y liberación, no sólo de hacerlo, sino al escuchar otras historias y ponerlas en una canción”, dijo Dávila Trejo.

También está la experiencia de Las hijas del rap, de Mérida, Yucatán, quienes trabajan con las infancias y conjugan la danza, además de recuperar la lengua maya. También de Las hijas de Gaia, grupo de Teposcolula, Oaxaca.

Mediante estas historias también es posible conocer la forma en que algunas han llevado la lucha feminista a sus canciones.

 “Una de las demandas que más resuena es la erradicación de la violencia contra la mujer, la poca acción del Estado ante feminicidios, cómo desde el hip hop han hecho un sistema de protección, autocuidado, para que puedan seguir produciendo y compartiendo su música”, agregó.