La nube en el jardín, la pieza musical que el cantante y compositor chihuahuense Ed Maverick concibió como un viaje introspectivo e íntimo, sonó ayer en la Sala Nezahualcóyotl, del Centro Cultural Universitario de la UNAM, a donde la noche de ayer llevó esa atmósfera de canciones llenas de tristeza, desamor y añoranza.
En la oscuridad de la sala de conciertos y con una tenue luz que lo iluminaba, Ed Maverick se entregó a su público, que esperó pacientemente durante más de hora y media al artista.
El recital estaba programado a las 19:30 horas y comenzó a las 21:13. Casi al dar las nueve de la noche, entre aplausos y gritos de buuuu, pedían que iniciara. Casi al final del concierto, el público sabría que el vocalista tuvo un ataque de pánico.
- El Tip: incursionó en la música en 2017 y en 2021 ganó un Latin Grammy por su trabajo con C. Tangana.
Cuando el compositor subió al escenario fue recibido con aplausos y comenzó el viaje hacia el jardín que imaginó: íntimo y lleno de emotividad. La voz melancólica y a veces casi llegando al susurro del cantante fue suficiente para una velada que quedará en el recuerdo.
Acompañado por cuatro instrumentistas (tres violinistas y una chelista), las primeras canciones que sonaron fueron “Valor de más”, “Culpa” y “Violento”. Uno a uno de los temas del disco fueron interpretados, entre efusivos y tímidos aplausos de sus fans, quienes se contuvieron para escuchar plenamente al artista sonorense. Sin embargo, cuando Ed Maverick terminó de interpretar “Arcoíris”, alguien entre el público gritó de emoción y parte de los presentes pidió silencio, pero el compositor pidió no guardarse ni contener nada: “No pasa nada”, dijo. Entonces los gritos de “Te amo”, los aplausos y las risas de alegría no se hicieron esperar.
Después volvió la calma para que Ed Maverick interpretara dos de los temas más desgarradores del disco La nube en el jardín: “Nadie va a pensar en ti mejor que yo” y “No hay problema”, que sus fans susurraron para mantener esa atmósfera íntima, que se vivió al máximo con “Loop”, tema con el que el originario de Delicias, Chihuahua, entregó una interpretación que hizo a más de uno sollozar y, además, al final con su guitarra obsequió un sonido experimental.
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Al cierre de esta edición aún faltaban temas como “Tiempo” y “Sueños”, pero se vivía una entrega emocional entre el público y Ed Maverick, en la que no eran necesarios los gritos, las clásicas porras o entonar sus canciones a todo pulmón, sino disfrutarlas en complicidad.
Con este espectáculo, el artista refrendó lo que hace tres años decidió: “Renunciar a ser una persona famosa” para ser “un poeta de rancho que hace música en su taller de creación”. Y muy al estilo Bob Dylan, estar fuera de los reflectores, pero ofrecer conciertos con guitarra acústica en mano.