Una película escrita durante la era Trump y filmada en un México que ya intuía lo que vendría. Así es Buen salvaje, la nueva cinta del director Santiago Mohar, que llega este 17 de julio a salas nacionales con una propuesta provocadora, divertida y necesaria. Protagonizada por Naian González Norvind, Darío Yazbek y Andrew Leland, la comedia explora con ironía la compleja relación entre nuestro país y Estados Unidos, desmontando clichés y reflejando una identidad compartida que incomoda, pero también hace reír.
“Creo que como todos los buenos artistas, Santiago y Andrew se anticiparon a algo que ya estaba en el aire, pero que aún no se había procesado del todo”, explicó a La Razón Naian González Norvind, quien da vida a Maggie. “Lo que lograron fue retratar esta relación amor-odio entre ambos países, esta cercanía forzada y la distancia cultural que sentimos. Y hacerlo desde la comedia es lo más valioso. Reírnos de nosotros mismos también es una forma de verdad”, agregó.
- El Tip: Filmada hace cinco años, durante la primera administración de Trump, su estreno coincide con un repunte de tensiones migratorias y políticas.
La película se escribió en pleno Trump 1.0, como lo llama Leland, pero su estreno en medio de un posible regreso del expresidente la vuelve más oportuna que nunca. “Ya pasaron cuatro años de Biden y parece que todo vuelve a repetirse. La cinta llega en el momento justo. Lo que se cuestiona no se limita a un sexenio, sino a una historia de convivencia constante”, señaló el actor y coguionista.
Por su parte, Darío Yazbek profundizó: “Entre México y Estados Unidos hay un reflejo incómodo. Vemos en ellos cosas que nos molestan, pero también nos vemos a nosotros mismos. Criticamos su racismo, su xenofobia, pero basta ver cómo tratamos aquí a los migrantes centroamericanos. No somos tan distintos, aunque a veces queramos creerlo”.
En el largometraje Buen salvaje, la crítica viene envuelta en humor. “Es una comedia al final del día”, enfatizó Andrew Leland. “Y cuando uno se clava demasiado en las diferencias, en los conflictos, se vuelve solemne. Reírnos también es una manera de generar conciencia”, añadió.
Esa risa, sin embargo, está cargada de capas. “Hay clichés, claro. Pero no los usamos por ignorancia, sino porque son parte de nosotros”, comenta Yazbek. “Durante la promoción en Europa algunos nos decían: ‘están usando estereotipos de mexicanos’. Y sí, porque somos mexicanos. El cliché, bien usado, puede ser un conductor de verdad”.
Mientras que Naian González Norvind compartió cómo construyó su personaje desde su propia experiencia. “Fue inevitable nutrirme de personas reales, cercanas. A veces actuando me daba cuenta de cuánto tenía yo de Maggie. No es algo que diga con orgullo, es una revelación incómoda”.
Leland, hijo de padre estadounidense y madre mexicana, encarna en carne propia esa dualidad. “No me siento de un país o del otro. Soy una mezcla. Y esa mezcla es la esencia misma de la película”, comentó.
La libertad creativa también fue clave para Yazbek:“Mi familia es de Sinaloa, crecí en ese universo. Poder actuar sin filtros, con referencias propias, fue una liberación. Me alejé del personaje ‘fresa de la Condesa’ que tantas veces me ha tocado interpretar. Aquí pude ser algo más genuino”.
“Somos tan latinoamericanos como norteamericanos. Y esta película lo dice sin solemnidad, con una carcajada que te deja pensando”, concluyó Darío Yazbek.