Conferencia magistral en el GIFF

Ana Martín: Una vida entre luces, carpas y convicciones

La primera actriz comparte que al ver a María Victoria cantar “Estoy tan enamorada”, quiso dedicarse a este arte; “lo importante es cómo haces al personaje”, dice al público

Ana Martín, el pasado sábado, en Irapuato, durante la conferencia. Foto: Cortesía ›GIFF

En el marco del Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF), la actriz Ana Martín ofreció una emotiva conferencia magistral que no sólo repasó más de seis décadas de trayectoria artística, sino que también expuso su visión crítica sobre la juventud, los valores, la terapia y su amor por la actuación.

“Yo nací en el semillero”, recordó con firmeza. “Mi papá tenía las carpas y los teatros en México. Yo nací cuando él estaba en el Teatro Follies. Desde niña vi a José Alfredo Jiménez, Pedro Infante, María Victoria, Tin Tan… A todos ellos los vi desde una esquinita del escenario. Y fue María Victoria, saliendo a escena y cantando ‘Estoy tan enamorada’, quien me hizo decir: ‘Yo quiero ser eso, yo quiero estar ahí’”, añadió.

Con el impulso de su abuela, para seguir su sueño, partió una carrera marcada por momentos cumbre, que iniciaron cuando la actriz Evangelina Elizondo le sugirió adoptar un nombre más artístico. “Mi nombre era muy largo, porque llevaba el de mi abuela paterna. Entonces fue cuando me dijo: ‘¿Por qué no te pones Ana, como mi hija?’, y así surgió Ana Martín”, contó.

Aunque su herencia artística era indiscutible, Ana Martín evitó durante años mencionar que era hija de Palillo. “No lo hice porque sabían que iban a decir ‘la hija de Palillo se lanza al estrellato’, y yo sabía que nunca le iba a llegar a los pies a mi padre. Fue el cómico político más importante de este país”, comentó la actriz en la conferencia magistral que ofreció el sábado pasado.

La estrella, conocida también por su participación en telenovelas icónicas como El pecado de Oyuki, recordó con humor y admiración su paso por el cine, incluyendo su formación bajo la guía de José Estrada. “Me sentó a ver Sunset Boulevard tres veces seguidas. Me dijo: ‘Tú eres actriz, deja de hacer tonterías’. Hicimos seis películas juntos. Él fue el hombre más importante de mi vida como actriz”, recordó.

Sobre El pecado de Oyuki, rememoró con detalle el rigor del personaje. “Me preparé dos años con una maestra japonesa que me daba clases de nueve de la mañana a ocho de la noche. Tenía que aprender a moverme, hablar, entender la cultura. Trajeron hasta un maquillista japonés, porque esa cara blanca tiene verde, rosa, azul y encima el blanco, para darle el tono aperlado. Fue un trabajo artesanal”, compartió.

Pero su charla no fue sólo una clase magistral de historia artística, también fue una radiografía emocional. La primera actriz Ana Martín habló sin reservas sobre la importancia de la terapia y del amor propio. “Tuve mucha terapia, por eso ahora puedo hablar así. Pude superar muchos problemas personales. Lo más importante en la vida es fomentar el amor propio. Y no es consejo, es experiencia: me salvó”, comentó.

Con una voz serena, la célebre artista de 79 años habló también de sus relaciones personales, lejos del modelo tradicional: “Cuando iniciaba una relación, decía: ‘No me voy a casar, no voy a tener hijos, no te metas en mi carrera, dividimos los gastos’. Lo que pasa es que no me tenían segura. Primero era mi amor propio. Por eso no menciono nombres, por respeto a ellos y a mí”.

La intérprete de personajes de telenovela como Gabriel y Gabriela también fue contundente respecto a las adicciones que afectan a las juventudes. “Nunca probé drogas. Tenía a muchos que las consumían frente a mí, pero veía cómo se destruían. No les doy consejos a los jóvenes, les cuento mi historia. Destruyes familias, te destruyes tú. Me preocupa mucho el tema de las drogas, y por eso lo hablo cada vez que puedo”, aseguró.

Su juventud, enmarcada por momentos históricos, como la masacre del 68, fue, en sus palabras, “una época de rebeldía, tristeza y lucha”. Y ahora, desde otra trinchera, sigue preocupada por el país y por las nuevas generaciones. “Hay que hacer lo que esté en nuestras manos. No podemos quedarnos callados ante lo que está pasando”, expresó.

En la recta final, no dejó de reconocer a la televisión como una plataforma fundamental: “Durante años, las telenovelas mexicanas se veían en todo el mundo, se doblaban a muchos idiomas. Fueron una escuela emocional. Lo importante no es si haces cine o televisión, lo importante es cómo haces al personaje”, concluyó Ana Martín.

Ana Beatriz Martínez Solórzano

Nació el 14 de mayo de 1946

Trayectoria: representó a México en Miss Mundo en 1963; en cine debutó en la película El gánster en 1965. Mientras que en TV lo hizo con Muchacha de barrio en 1979. En telenovelas ha participado en cerca de 36 proyectos, destacando: Gabriel y Gabriela en 1982, El pecado de Oyuki en 1988 y Amor real en 2003. Participó en más de 60 películas.

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