Retrato de una guerra doméstica

Los Roses: Entre las fragilidades y el empoderamiento

La cinta dirigida por Jay Roach es una nueva adaptación de la obra de Warren Adler; presenta un divertido y cruel manual del comportamiento femenino y masculino en pareja

Ivy y Theo durante una escena de la película.
Ivy y Theo durante una escena de la película. Foto›Especial

El 4 de mayo de 1990 se estrenó en México la película La Guerra de los Roses, escrita por Michael Leeson, quien se basó en la novela The War of the Roses (1981), del escritor y dramaturgo Warren Adler. La acertada dirección estuvo a cargo del actor, productor y director Danny DeVito, quien trasladó la esencia de la novela a la pantalla dotando al personaje de Bárbara (Kathleen Turner) de un empoderamiento femenino salvaje, frío y sumamente divertido, en contraste con Jonathan (Michael Douglas), su marido, transformado en enemigo debido a la quiebra emocional que experimenta al darse cuenta de que el amor ha terminado. En resumen: el hombre reacciona justificando la violencia ante la acción femenina de enfrentar una realidad personal.

Hasta aquí, el origen de la nueva versión que se estrena este 2025.

  • El Dato: La película Los Roses se estrenó en México el jueves 28 de agosto, por lo que ya se puede ver en salas de cine de todo el país.

¿LES LEÍSTE A BUKOWSKY COMO CUENTO PARA DORMIR? El director Jay Roach (Bombshell, 2019; Trumbo, 2015) es el encargado, junto al guionista Tony McNamara (Poor things, 2023; The favourite, 2018), de actualizar la novela de Adler para dotar de un sentido más contemporáneo a los personajes de Ivy (Olivia Colman) y Theo (Benedict Cumberbatch). Esto ocurre en un momento en el que, curiosamente, resurge una corrección política similar a lo vivido durante los años conservadores de la era Reagan en los ochenta.

Sin embargo, la química que surge entre los británicos Colman y Cumberbatch ilumina y sostiene todas las secuencias en las que ambos comparten pantalla, llenándola no sólo con su presencia, sino con diálogos inteligentes, divertidos y ácidos que evolucionan en cada etapa de su vida en común. El acierto en la elección de este dúo de actores británicos es uno de los mayores logros de Roach, especialmente considerando que la película se desarrolla, irónicamente, en Estados Unidos.

  • El Tip: Este remake está protagonizado por Benedict Cumberbatch y Olivia Colman. Andy Samberg, Kate McKinnon y Ncuti Gatwa también participan en la película.

ACTO 1: SO HAPPY TOGETHER! El momento mágico en el que la cocinera Ivy y el arquitecto Theo deciden unir sus vidas como una pareja enamorada, con grandes planes para un futuro juntos —como suele ocurrir—, es sólo el punto de partida. Roach no da nada por sentado: es en este primer acto donde aparentemente todo comienza a erosionarse debido a la inmadurez emocional de Theo.

Se nos muestra a un hombre que, si bien mantiene el aplomo como proveedor y cumple con lo socialmente establecido, al enfrentar un grave problema en su trabajo evidencia una pobre gestión de sus emociones y una masculinidad inmadura, arraigada en la imagen del triunfador. Esto da paso, en principio, a una actitud egoísta y victimista, agravada por un estancamiento tanto creativo como emocional. Mientras tanto, Ivy, una vez que acepta la oportunidad de retomar su carrera como chef, crece exponencialmente y logra un gran éxito con su pequeño restaurante. Además, en la medida de lo posible, no descuida su papel de madre de familia.

Por supuesto, esto da pie a que Theo, inmerso en su papel de masculinidad abnegada, carezca de la madurez necesaria para reconocer sus propios problemas. Transforma su frustración en un reclamo silencioso de “sacrificio personal” frente al despegue creativo y financiero de Ivy, quien, poco a poco, va encontrando su lugar como mujer independiente y exitosa, obteniendo además reconocimiento social y profesional.

  • 1 año al menos duró el rodaje de la cinta de 20th Century Studios
  • 65 por ciento es la calificación de Rotten Tomatoes

ACTO 2: BAD LOVE. En medio de un cambio de roles y de descubrimientos sobre sus nuevas identidades, vemos cómo Theo asume —de la mejor forma que le permite su capacidad de adaptación— una paternidad que busca fomentar la competitividad en sus hijos. Mientras tanto, Ivy va perdiendo momentos en familia al priorizar su carrera, lo que poco a poco genera en ella un sentimiento de marginación y celos hacia Theo, ya que los hijos acuden a él para resolver cualquier problema.

Y aunque podría parecer que el papel de “villano” recae sobre los hombros de Theo, la película expone de forma casi imperceptible la creciente maldad fría y calculada que nace en Ivy al sentirse, según su perspectiva, no sólo desplazada de lo que más ama, sino también agredida en su ego. Esto transforma la relación en una dinámica de reclamos velados y una comunicación cargada de agresividad pasiva por ambas partes. Naturalmente, como suele suceder, lo único que sostiene la relación son los hijos. Hasta ahora.

ACTO 3: LOVE HURTS. El tercer y último acto refleja también la realidad de la relación de pareja cuando ya no hay nada que los una, más allá de las dolorosas diferencias y el distanciamiento emocional e íntimo: la partida de los hijos.

Roach y McNamara tienen el buen tino de dar rienda suelta a todo lo contenido durante los dos primeros actos, convirtiendo lo que ya era una comedia deliciosamente negra en una avalancha de humor inglés brutal e inteligente.

Este efecto se potencia gracias a las personalidades de Colman y Cumberbatch, quienes transforman la crueldad en un placer hilarante al otorgar a sus personajes un impulso creativo ilimitado para la maldad, generado por la frustración acumulada debido a la falta de comunicación, la incapacidad de asumir errores, los malentendidos y la victimización de ambos.

Una serie de agresiones adaptadas a los tiempos actuales que, como espectadores, nos sorprenden por la forma en que escalan progresivamente hacia un final delirante que regresa a los orígenes de la novela. En este desenlace, la ironía se presenta como el único camino sin retorno en lo que supuestamente era el rescate de lo perdido: el amor con el que iniciaron como pareja.

Es decir: hasta que la muerte los separe.

EN RESUMEN. Los Roses es un ingenioso, cruel y divertido manual del comportamiento femenino y masculino, representado en las figuras de Ivy y Theo, donde cada uno encarna de forma íntegra e implacable los extremos a los que puede llegar la dinámica de una relación de pareja.

Y aunque pueda parecer alejado de la realidad, la forma en que Roach y McNamara actualizan las fragilidades masculinas y la ferocidad que puede alcanzar el empoderamiento femenino, resulta un epílogo que busca resaltar la importancia del manejo de las emociones, la aceptación de las diferencias y la empatía ante los errores compartidos. Es decir, una oportunidad de ver en pantalla lo que puede ocurrir si no miramos primero dentro de nosotros mismos antes de reprochar a nuestra pareja sus carencias e inseguridades, incluso después de años de matrimonio.

Y debo reconocer que no sé si es buena idea verla por primera vez en pareja. Las coincidencias con la realidad pueden resultar delicadas.