Con una sala llena y una gran ovación en la Cineteca Nacional de la Ciudad de México, el laureado director Alejandro González Iñárritu regresó a los ladridos de su origen. En la master class “Amores perros, 25 años”, moderada por Daniela Michel, directora del Festival Internacional de Cine de Morelia, el realizador repasó el trayecto que lo llevó a filmar una de las obras más poderosas del cine contemporáneo. Entre carcajadas, recuerdos y reflexión, lanzó su primera frase con ironía: “Hacer una gran película es un milagro… que Dios nos bendiga”.
El encuentro sirvió como antesala de la exposición Sueño Perro, abierta en la Fondazione Prada de Milán, y a partir del 5 de octubre en México, en LagoAlgo, ubicado en la Primera Sección del Bosque de Chapultepec. La instalación está compuesta por material inédito, más de un millón de pies de película y 16 millones de fotogramas que fueron descartados durante la edición de la película original en el año 2000 y que permanecieron archivados por 25 años.
- El Dato: Iñárritu ha dirigido seis largometrajes reconocidos —Amores perros, 21 gramos, Babel, Biutiful, Birdman y The Revenant— que le valieron gran reconocimiento mundial.
“Todos los momentos que elegí son mosaicos humanos, sonoros, profundamente tristes y bellos a la vez. México no se ve, se siente, se huele, late”, dijo el realizador sobre la muestra, que permanecerá abierta hasta febrero de 2026.
Recordó que la cinta originalmente se titulaba Amor y rabia y luego Perro negro, perro blanco, hasta que el nombre final le “ladró” durante la edición. “Mi esposa me bendijo cuando escuchó Amores perros; me dijo: ‘Ése eres tú’”.
También evocó su colaboración con el escritor Guillermo Arriaga, con quien después se enemistó. Fue autor de un guion que atravesó 36 versiones y que consolidó la estructura fragmentada que luego perfeccionaría en 21 gramos y Babel: “Lo más difícil es el gancho dramático, saber en qué punto dejas colgada la emoción”, expresó Iñárritu.
Su narrativa fue trenzando memoria y técnica: la complicidad con Rodrigo Prieto, el casting de Emilio Echevarría —“nunca había visto una espalda actuar tan bien”— y el rodaje que, según contó, bordeó el cine verité.
“Un mal casting puede arruinar una película”, advirtió el también director de Bardo, falsa crónica de un puñado de verdades, entre risas, antes de narrar el famoso accidente del taxi que salvó al equipo durante la escena del choque.
ADELANTA NUEVO PROYECTO. Durante la clase magistral, Alejandro G. Iñárritu reveló su próximo trabajo fílmico. “Es una comedia salvaje, distinta a todo lo que he hecho”, adelantó sobre su nueva película filmada en Londres junto a Tom Cruise y el director de fotografía Emmanuel El Chivo Lubezki. “Trata del absurdo humano y de nuestra necesidad de controlar lo incontrolable. Toda buena comedia nace de la tragedia”. En el elenco figuran Sandra Hüller, Jesse Plemons, John Goodman, Riz Ahmed, Michael Stuhlbarg y Emma D’Arcy. “Trabajar con Tom fue hermoso; cálido, técnico, lleno de confianza y risas”, añadió. El estreno mundial del filme está previsto para octubre de 2026.
A los jóvenes cineastas, el ganador de dos premios Oscar, les dejó una consigna: “No esperes una licencia para filmar. Toma tu teléfono, haz tu película. Lo bueno siempre flota”. Con esa mezcla de lucidez y humor, Iñárritu cerró su clase volviendo al principio: “Las películas son como los anillos de un árbol; cada una marca una etapa distinta de mi vida”.
“Dirigir es estar vivo, enfrentando siete realidades al mismo tiempo. Hay que estar atento al accidente, porque a veces el error es el regalo. El cine, como la vida, se sostiene en el riesgo y en la fe de no saber si todo va a salir bien”, reflexionó.
Entre ovaciones, el público lo despidió de pie. Veinticinco años después, el rugido de Amores perros sigue resonando.


