Creer en lo que a nadie importa, una platica con Jordi Funtanet

El Festival de Jazz Contemporáneo (MJazz) celebra su tercera edición el próximo sábado 22 de febrero en el Parque Bicentenario. Jordi Funtanet, creador del evento y copropietario del famoso bar Parker & Lenox, eleva la escena musical independiente para apoyar a nuevos jazzistas. Luis Arce nos comparte la visión de Funtanet, para quien el jazz no parte de fórmulas, sino de generar cultura. De ahí su compromiso en darle visibilidad a talentos vanguardistas nacionales e internacionales.

Troker se fundó en 2004 en Guadalajara, México.
Troker se fundó en 2004 en Guadalajara, México. Foto: MJazz Festival

Una escena, para ser considerada como tal, requiere al menos tres elementos fundamentales: músicos, recintos y escuchas. Si a esto se le añaden celebraciones o festivales que pretendan dar testimonio de lo producido por dicha escena, se puede decir que ésta no sólo ha legitimado su propia existencia, sino que ha conseguido que el interés en la misma sea de alguna forma redituable. La palabra está maldita, es bien sabido. Los fines económicos —nos dicta la doxa— son siempre algo superficial y carente de todo valor artístico. Pensemos que sí. Una infinidad de jazzeros han contado esa historia: durmió en las calles, no recibió reconocimiento sino hasta bien entrados los cincuenta, tocó en las estaciones del subterráneo, mendigó. Al discurso oficial del arte le encanta la figura del creador como vago y loco. Como si el acceso a bienes básicos —un ingreso, comida, techo— fuesen a distraer al músico de su implacable búsqueda de la pureza artística, convirtiéndolo en un miembro funcional del sistema disfuncional. Pensemos que sí. Desde luego existen estilos musicales y escenas que pueden evadir la necesidad de ser redituables —hasta donde les sea humanamente posible—. Pocos géneros pueden contar esa historia con tantos tamaños como el jazz.

GoGo Penguin originario de Manchester, Inglaterra.
GoGo Penguin originario de Manchester, Inglaterra. ı Foto: MJazz Festival

El álbum más popular de la historia del género (Kind of Blue de Miles Davis) sostieneunas 4 o 5 millones de copias vendidas alrededor del mundo, lo mismo que, digamos, Beauty Behind the Madness, un disco mediocre de The Weeknd. El jazz no es un instrumento de ventas. Si a esto se suma que tradicionalmente el jazz ha tenido escenas muy contenidas como New York, Chicago, Tokyo, La Habana o diversas ciudades europeas, el género parece quedarse sin una relativa afluencia comercial que le sostenga, pues muchos de los músicos prefieren no salir de la escena donde han encontrado refugio y urgencia. Ciudad de México no es la excepción. No deja de ser sorprendente que una de las capitales culturales del mundo batalle tanto para traer a distintos músicos de jazz al país —algunos cancelan horas antes o deciden no abordar el avión puesto que en México “la gente simplemente no escucha jazz”—.

Aún más sorprendente es la resistencia de tipos como Jordi Funtanet. Como muchos, Jordi es un escucha, luego un gestor. Visitaba Parker & Lenox tan a menudo que terminaron por considerarlo familia. Luego vino la pandemia y con ella el declive de muchos bares, restaurantes y recintos. Parker estaba condenado.

FUNTANET NO PODÍA CONCEBIR la idea de una escena jazzera sin el Parker, así que hizo todo lo que estaba en sus posibilidades para evitar el cierre. Junto a un grupo de inversionistas terminó por comprar el lugar. Tuvo lo que llama “la tenacidad de seguir haciendo algo por el jazz”. Una frase inspirada en aquellos músicos, gestores culturales, periodistas y escuchas que, al igual que él, adquirieron una deuda —no necesariamente monetaria, pero sí, siempre— a nombre de una música que a casi nadie importa. El Parker se convirtió en la semilla que ha dado un fruto sorprendente y extraño: un festival de jazz ejecutado en el Parque Bicentenario, pero no por ello, un festival masivo.

El Parker se convirtió en la semilla que ha dadoun fruto sorprendente y extraño: un festival de jazz ejecutado en el Parque Bicentenario, pero no por ello, un festival masivo

“Si a MJazz llegan dos mil personas, será un éxito”. Jordi confía en que “la experiencia es suficiente para conmover a los que quieran estar ahí”. Se acuerda de Miles Davis cuando dijo que “El jazz no es para conocedores sino para quien lo quiere escuchar” y en esa frase está mucho de lo que entiende por una relación consistente con la música. En verdad está dispuesto a seguir con todo el plan tal y como cree que debe ejecutarlo: “Es un festival al que puedes ir sin conocer a ninguno de los nombres en el cartel. Me parece que eso puede ser una buena forma de definirlo”. Pero el cartel no tiene desconocidos, o no del todo, ahí está la legendaria Klezmerson, la inventiva incansable de Roberto Verástegui y su proyecto Bahía deAscenso y la potencia de Troker. Todo eso sin olvidar a los headliners, el grupo GoGo Penguin, de Manchester y los brasileños Azymuth, ambos a la altura de nombres como Robert Glasper y The Comet is Coming, quienes han encabezado el cartel en sus ediciones anteriores.

PARA FUNTANET NO ES NI siquiera un festival de jazz, es tan sólo un festival de música. Como los verdaderos jazzeros saber que la etiqueta del género es algo impuesto y que “la música —si es auténtica— habrá de encontrar a quien quiera escucharla” más allá de la carta con la cual se presente. Por eso mismo parece que ha decidido arriesgarlo todo. El festival “no es redituable todavía” y Funtanetno está seguro si acaso lo será, pero no le preocupa, al final está cumpliendo con el mismo cometido del artista que recorre las ciudades sin saber exactamente qué esperar de ellas. Está construyendo parte de una escena. No es el cuento infantil del arte por el arte, sino el arte por aquello que aman el arte: una ambición, guiada por un absoluto, un poner cada cosa en su lugar hasta que el escenario pueda ser visto como algo sólo posible entre nosotros, los que estamos en esta ciudad, los que pueden decir, ahora, que hay jazzeros, que hay una escena, algo para escuchar, en una ciudad donde ya había todo lo demás, excepto el MJazz.